/EL PRESIDENTE QUE PAGA SUS ERRORES, Y LO HACE CON DINERO EN EFECTIVO.

EL PRESIDENTE QUE PAGA SUS ERRORES, Y LO HACE CON DINERO EN EFECTIVO.

            EL PRESIDENTE QUE PAGA SUS ERRORES, Y LO HACE CON DINERO EN EFECTIVO.

En otra singular explicación, el Presidente pretende componer el incidente, objeto de inspección penal, por el cual incumplió las normas, que el mismo dictara, en torno a la Cuarentena Obligatoria y del Distanciamiento Social, al participar de los festejos del cumpleaños de  su esposa, con otras diez personas, en la Residencia de Olivos, mediante la donación de la mitad de su sueldo por el período de cuatro meses.

En efecto, luego de adoptar una razonable declinación de la asistencia letrada del inefable doctor Gregorio Dalbón, abogado civil de Cristina, particular personaje de la “farándula jurídica” y asiduo visitante de los medios de comunicación, al galope de expresiones grotescas, agresivas e impertinentes de toda especie, volcadas con desenfado y a voz alzada, Alberto, con su sola firma, se presentó, a los fines de contestar el requerimiento judicial, mediante un descargo que porta consideraciones legales, pero que cierra el embate con un ofrecimiento patrimonial para obtener el sobreseimiento.

Es decir que enmienda sus errores con el pago de dinero en efectivo, coronando el extravío de un camino incesante en contra de sí mismo.

Las explicaciones jurídicas del mentado profesor de Derecho Penal, culminan su derrotero con una oferta económica para cerrar el entuerto.

Estima conveniente y oportuno donar el 50% de su salario de Presidente, durante cuatro meses, a una ONG para asistencia social.

En sus consideraciones previas al mentado ofrecimiento, explica que la conducta desplegada no tipifica un delito y que no hubo contagios.

Asume su condición de “personalidad esencial” para quedar exceptuado de las normas pandémicas y en una patética consideración de la calificación para las autoridades superiores del gobierno, se pone al margen del cumplimiento de la ley común.

Se asimila como distinto, elegido y verbaliza su condición de político jerarca del sistema.

Luego, en el discurso público, se identifica como un ciudadano corriente.

Manifiesta contradicción y grosera falta de respeto a la democracia y la república.

Típico gesto autoritario que lo pinta en sus desbordes, edulcorados con un verbo diletante.

Alberto pone de manifiesto, en forma impúdica e inmoral que todo se arregla con plata.

La inconducta del Presidente ofrece repararla con dinero.

Olvida el clásico de los Auténticos Decadentes que: El Dinero No es Todo.

Se constituye en un Presidente sin propósito.

Es una parodia de la histórica expresión de Juan Domingo Perón que inmortalizó el concepto: La viscera más sensible del hombre es el bolsillo.

Una vez más, un Alberto auténtico que no ceja en la escala incansable de la destrucción de si mismo.

Se autoproclama “personalidad esencial” y ofrece dinero en concepto de reparación para obtener el sobreseimiento.

Donde están los Asesores y que queda del supuesto Profesor de Derecho Penal de la UBA.

Han perdido toda nota de sensatez y equilibrio.

El juicio y la ponderación han huído de la escena presidencial.

Es grotesco que billetera en mano demande sobreseimiento.

Aumenta la insensatez y constuye, de manera incansable, su decadencia.

Absoluta incongruencia entre lo que dice y hace.

El Presidente no se toma en serio su actuación.