/LAS DERROTAS COMO METODO DE ACCION POLITICA

LAS DERROTAS COMO METODO DE ACCION POLITICA

LAS DERROTAS COMO METODO DE ACCION POLITICA

            El Presidente se ha convertido en un personaje de dificil acceso para el análisis y la consideración, tanto de sus acciones como de la manera concreta de hacer efectivo su proyecto.

            Existen dificultades para ponderar previsiones y conductas ante lo inesperado y disruptivo de sus decisiones.

            En su afanosa pelea con la política tradicional colecciona sucesivas derrotas en sus propuestas legislativas fundamentales.

            La denominada Ley Omnibus fue retirada de la disputa en la Cámara de Diputados luego de su aprobación en general a raiz del desguace sobreviniente en el debate particular.

            La consigna de la imposición es más fuerte que todo diálogo, acuerdo y consenso.

            Negociar es sinónimo de traición y claudicación en el diccionario libertario.

            En el Senado, agotadas las excusas, trucos y vericuetos, la Vicepresidente debió dar curso al tratamiento del Decreto de Necesidad y Urgencia (D.N.U.) y la batalla arrojó otra derrota para las huestes oficiales.

            Nuevo y anunciado traspié ante la intolerancia, fanatismo e intransigencia presidencial.

            La elección de la confrontación sostenida en la campaña electoral se mantiene incólume en la gobernanza, eludiendo diálogos por el impulso frenético del discurso rupturista, lo que arroja un gobierno carente y huérfano de normas legales.

            La gestión es pura y exclusivamente con la técnica del Poder Ejecutivo y permite escalar en el discurso del cambio directo y frontal en contraposición al inmovilismo y statu quo que defiende la denominada “casta política”.

            Progresa abismalmente la libertad y escalada de los precios de los bienes y servicios con valores superiores a los estándares de los paises europeos y se dispara frenéticamente un ajuste brutal al quitarse las regulaciones del anterior gobierno intervencionista.

            De un extremo al otro sin solución de continuidad.

            Incertidumbre, confusión, angustia, falta de toda certeza e incomprensión para el común que tiene que modificar hábitos, reordenar la economía doméstica, establecer privaciones y prioridades.

            La libertad de precios progresa en forma brutal y el sinceramiento de un sistema plagado de restricciones y regulaciones pone al ciudadano al borde del colapso ante el traspaso ausente de gradualismo.

            Indudablemente, ni Macri pudo atreverse a tanto.

            Ahora, en forma inexplicable, sin consultas de ninguna especie, saltando al propio Ministro de Justicia, el Presidente propone dos jueces para la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

            Uno para cubrir la vacante de una mujer, Elena Highton de Nolasco y otro para el alejamiento de Juan Carlos Maqueda en el mes de diciembre ante el límite de edad establecido constitucionalmente. La determinación borra toda posibilidad de prorroga del mandato.

            La elección de Ariel Lijo tiene un significado especial en cuanto no se opta por alquién inmaculado, de trayectoria profesional, académica y despojado de antecedentes conflictivos, sino por el contrario un juez que porta denuncias y disputas de toda clase y especie.

            No resulta una propuesta acorde a los alegados aires de renovación y cambio, sino por el contrario se eleva un clásico representante del sistema judicial cuestionado y vigente.

            En contraposicion, el caso de Manuel García-Mansilla transita otros carriles ya que se trata de un jurista, académico, Decano de la Universidad Austral y despojado de todo reproche en su larga carrera.

            Disruptivo una vez más, con el caso de Lijo se encamina a una derrota segura, salvo que procure extrañas alianzas, no tiene ninguna posibilidad de encontrar dos tercios de senadores para abonar la propuesta.

            Ignora normas reglamentarias en materia de igualdad de género para que al menos un integrante de la Corte Suprema de Justicia sea una mujer, sellando la garantía de la oposición cerrada de Asociaciones, Colegios Profesionales y Colectivos de todo color.

            El Presidente elige entonces una colección de sucesivas derrotas, en fila, ordenadas, con resultado cierto y seguro.

            El destino fatal de sus iniciativas legislativas es producto de la impericia, negligencia, autoritarismo, fanatismo o encuentra anclaje en alguna idea diferente, distinta y novedosa en la acción política.

            Es incomprensible o importa la construcción de una lógica inexplorada en los métodos comunes.

            Me inclino por esta última opción. A la par de continuar por el camino de las sorpresas, la falta de lógica, coherencia en sus acciones de gestión parlamentaria concreta, mantiene su discurso ireverente, agresivo, frontal, confrontativo y descalificador.

            Prácticamente unifica a todos contra el Presidente, con la sola excepción de Macri, Bullrich, sectores del Pro y Radicales que confluyen en una nueva alianza política para dar pelea en las próximas elecciones parlamentarias.

            Las derrotas son útiles y necesarias para la construcción de una una nueva fuerza política.

            La obstinación en la colección de derrotas suena más que a improvisación a un nuevo método de unificación de fuerzas.

            Mientras tanto ordena a sus ministros la exploración de diálogos, acuerdos básicos y limita sustancialmente sus objetivos inmediatos.

            Espía con entusiasmo la baja incipiente de la inflación.

            Mantiene un furioso sistema para sostener a cualquier costo y precio un equilibrio fiscal gemelo y embate contra organismos estatales con cierres sucesivos (INADI, TELAM como los más significativos) mas para mantener los principios en el discurso violento que para ahorros que no resultan significativos.

            Gestiona un crédito internacional (otro más en un pais vergonzoso por el sistemático endeudamiento interno y externo) para garantizar el levantamiento del cepo y la libre competencia de monedas, asistido por una “pax cambiaria”.

            Todo se nutre de la paciencia y tolerancia de los sectores que sostienen la esperanza de un futuro mejor y aceptan el sacrificio actual en aras de una salida final.

            Macri retoma la Presidencia del Pro y encamina también la disputa en un todo o nada, con la mira en las futuras elecciones de renovación parcial parlamentaria en el 2025.

            La próxima derrota en la Corte le permite agitación política extrema, mientras avanza con la reducción dolorosa del gasto público, restricciones de asistencia a las provincias, reformas estructurales limitadas y un discurso siempre disruptivo, confrontativo, intransitable en donde ordena a todos contra el y su núcleo en construcción.

            Se encarama en una personalidad tumultuosa, singular, inascible y despojada de todo interés material y político.

            Es muy dificil comprender al Presidente con la lógica de la política tradicional.

            No tardarán en entender que no tiene ningún reparo en abandonar el cargo si le hacen la gestión sistemáticamente imposible.

            Es la clase política que más temprano que tarde deberá ponderar que tanto como poner límites al Presidente, deberá fijarselos a ella misma para darle al menos instrumentos con los cuale tenga chances de sostener la gobernabilidad.

            Un discurso frenético, derrotas legislativas sucesivas, enfrentamiento y exposición mediática del enemigo que obstruye e impide, medidas administrativas con alto simbolismo, empecinamiento en el orden fiscal y monetario, inflación que se insinúa a la baja, lo proyectan en una lucha dispar que puede terminar de la peor manera, pero también es posible en el marco de la crisis democrática global que se proyecte contra todo el sistema y encuentre amparo en el desencanto y el hartazgo para reformar estructuralmente la economía y la política.

            El agresor disruptivo puede terminar como una víctima de la clase política y el rechazo violento se vuelve en votos contra los impedimentos, restricciones y oposición de la política tradicional.

En verdad, se trata de atender, acompañar las expectativas de cambio y hacer la experiencia de comprobar si hay verdaderamente luz en el camino.

Todo ello sin perjuicio de la oposición y las diferencias políticas naturales y necesarias, pero el pregonado camino del juicio político arroja mas dudas que certezas para quienes se hagan cargo de la iniciativa.

El Presidente mantiene un capital político importante y la iniciativa ante la permanente sorpresa e incomprensión de unos y otros.

            Tiempos muy dificiles con ajustes fortísimos en las economías domésticas e incertidumbre por la sistemática caída en el nivel de vida de vastos sectores sociales.

            Son 5 las  insignias que mantienen a flote la furiosa convicción presidencial y la gestión administrativa del Poder Ejecutivo.

  1. Superavit fiscal gemelo a cualquier costo y precio.
  • Baja de la inflación.
  • Levantamiento del cepo y libre competencia de monedas.
  • Crédito internacional para sostener la paridad cambiaria en una economía. abierta y de libre concurrencia de actores nacionales y extranjeros.
  • Alineamiento internacional incondicional con EEUU e ISRAEl.

Transitamos una experiencia política inédita, cruel, dolorosa, con un alto grado 

de intolerancia, expectativas de reformas estructurales sustanciales y a su vez  templanza y confianza en los votantes del Presidente.

La pregunta que no tiene respuesta todavía es cual es el límite de la paciencia, la

esperanza colectiva y el tiempo necesario hasta advertir resultados positivos concretos.