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INNECESARIO

INNECESARIO

            La furia reformista puesta en juego por el Presidente no trepida en formas ni procedimientos.

            La violenta determinación, fundada en convicción y firme decisión de aplicar de manera inmedita y sin anestesia la lluvia de reformas lo conduce a un estropicio institucional completamente prescindible.

            La batalla por el D.N.U. es un esfuerzo titánico para concentrar ingentes esfuerzos en el debate de las formas y no en la sustancia y contenido, a lo que suma la amenaza de una supuesta convocatoria plebiscitaria para el caso que los legisladores rechacen la forzada intentona.

            Es tan controversial el método utilizado que nos conduce al ridículo de advertir a los mayores exponentes de la autocracia y el autoritarismo conjurados en una defensa de la democracia y el sistema republicano que nunca respetaron.

            No se trata de transitar de un presidente iluminado que descarta todo lo que no comporta identidad con su pensamiento a otro que implementa un procedimiento similar en donde lo único que varía es el signo político que distingue a uno y otro.

            La autoridad y el liderazgo no se pierde ni cercena con la búsqueda de acuerdos y consensos, mucho mas con el respaldo de una votación masiva.

            El fervor reformista debe estar acompañado por espadas parlamentarias que al menos repliquen en espejo bajo la forma de proyectos de ley los contenidos sustanciales de la propuesta presidencial articulada por el D.N.U.

            Probablemente haya una inspiración tendiente a sincerar de manera brutal donde están parados unos y otros como una necesidad política de exponer públicamente a los defensores de la vieja política.

            Ahora bien, el camino no es el D.N.U. a todo o nada.

            Es el debate de las nuevas y viejas ideas propuestas con los aportes y rechazos a voz alzada en el recinto parlamentario.

            La Argentina necesita reformas estructurales pero que deben expresar una voluntad que discuta contenidos y no formas y procedimientos.

            No se debilita la autoridad presidencial por la disputa de las ideas. Es conveniente, necesario controvertir, debatir y armonizar consensos.

            Debemos dejar de lado la inmadurez democrática y el presidencialismo iluminado exclusivo y excluyente.

            No se trata de descalificar al otro, ni tampoco de utilizar los procedimientos y técnicas de anteriores oficialismos.

            El cambio debe ser integral y las formas también integran el orden institucional y el buen gobierno.

            Es un grave error esquivar el adecuado trámite parlamentario en los temas que merecen su convocatoria  y abrir la batalla exclusivamente por formas, modos y procedimientos. 

Mera distracción que evita el debate sustancial y de contenidos.

Hay que respetar el disenso y las diferencias para encarar algo verdaderamente distinto.

Construir acuerdos y consensos no importa ceder autoridad y perder iniciativa.

El verdadero cambio se hace escuchando al otro y no contra el otro.

Es la exposición de los proyectos lo que brinda certezas a los ciudadanos y como muestra de las dos claras alternativas en curso distingamos las líneas de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires.

  1. El gasto público no se toca.
  2. Los impuestos aumentan hasta en un 300%.
  3. El Gobernador pide autorización a la Legislatura para tomar endeudamiento por crédito externo.
  4. El Ministro de Gobierno anuncia la posibilidad de emitir moneda.

Notoria contraposición al amparo de la mas pura ortodoxia perokircherista: Gastopúblico – Emisión monetaria – Endeudamiento – Alza de impuestos.

Es la repetición de la receta que nos trajo de viaje y sin escalas. 

            Los mundos antagónicos lucen a simple vista.