/SARASA Y REALIDAD POLÍTICA

SARASA Y REALIDAD POLÍTICA

                        SARASA Y REALIDAD POLÍTICA

            En la presentación del presupuesto del año 2021, el Ministro de Economía Martín Guzmán fue víctima de la crueldad de un micrófono indiscreto que daba testimonio del diálogo con el Presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, en oportunidad que, con esgrimida solvencia, le exponía que: “yo también puedo empezar a sarasear hasta que esté”.

            Un indiscreto archivo PPT no terminaba de cargarse en las pantallas para iniciar la presentación y el Ministro hacía gala de su verbo fácil, alegre, para emprender un discurso vacuo, inconsistente e improvisado, que le permitiera consumir tiempo  hasta que la cuestión técnica fuera resuelta.

            En definitiva, el Ministro puso en juego su histrionismo y las facilidadaes para exponer asuntos que carecen de veracidad, importancia, coherencia o consistencia.

            En la presentación del proyecto de presupuesto del año 2022 precisamente las críticas apuntaron al conjunto de palabras y metas sin sentido, carentes de correlato o conexión con la realidad y la situación se repite una vez más para coronar una incesante procastinación, ausencia de plan y traslado de las cuestiones sustanciales a un futuro incierto.

            La realidad actual es que cambiaron las circunstancias políticas y el resultado electoral arroja una diferente composición en la integración de ambas Cámaras del Congreso.

            La falta de costumbre y tradición de diálogo, acuerdos  y consenso, llevó al oficialismo a una situación incomoda y a una derrota inesperada con el rechazo en la Cámara de Diputados en una votación que arrojó 132 votos a 121.

            En el telón de fondo de la conflictividad espera la postergdada negociación con el F.M.I respecto de la deuda externa del país y el modo de hacer efectivos los compromisos contraídos.

            El Presidente, agobiado por los fracasos de las tratativas, acordó con la oposición negociaciones y sumar adherentes, con el compromiso de mantener un quorum que permita sostener con vida el debate.

            Para ello, se estableció un cuarto intermedio hasta la próxima semana y la continuidad del diálogo y los análisis en cada una de las trincheras.

            Así estaban las cosas cuando tomó la palabra el Presidente del Bloque de Diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner y en un discurso filoso y agraviante para la oposición, logró lo que pretendía: el enojo y el rechazo.

            La ira de Máximo no es con la oposición, sino con Alberto. Le dinamitó la negociación y la “Sarasa” del denominado “Ministro de la Deuda”.

            El joven heredero carece de ingenuidad y le sobra picardía, ya sea propia o de la actitud creativa de sus prestos asesores.

            Luego de su encendido embate, con provocación inmediata, la expresa iniciativa de su parte, fue llamar a votar por sí o por no, con olvido causal del cuarto intermedio y la respuesta de la oposición, destacando que cambiaba de opinión por la agresión y provocación del discurso fue inmediata.

            Llamados a votar en forma urgente y sin excusas por la convocatoria de Máximo, el resultado estaba cantado para el impulsor de la medida: 132 votos por el rechazo y 121 por la afirmativa.

            Al diablo la Sarasa y su autoría, pero por el impulso disidente originado en la propia coalición gobernante.

            En la misma línea, el oficialismo pierde su negativa al tratamiento de la iniciativa para subir el mínimo no imponible en el impuesto a los Bienes Personales, aún tratándose de una iniciativa propiciada por un legislador del Frente de Todos. 

            En este sentido, las nuevas mayorías lo obligan al curso del debate en la próxima semana y seguramente al final del día obtendrán la aprobación.

            En palabras del diputado Martín Tetaz, el jardinero del Club de Campo donde vive la diputada Victoria Tolosa Paz, que le atiende el parque, debería pagar el tributo, por su “Corsita” y algo mas, si no se modifican los importes.

            Deberán adaptarse a sus nuevos avatares en condición de minorías y ajustar algunas conductas a la nueva realidad, pero lo que se mantiene indeleble es la conspiración en ciernes sobre Alberto y su “Sarasa”, pero siempre en el seno de la coalición gobernante.

Cristina cambió cartas por silencio, pero sus espadas no renuncian al combate.

            Para muestra, basta un botón.

            La Corte Suprema de Justicia de la  Nación declaró la inconstitucionalidad de la  composiciòn actual del Consejo de la Magistratura de la Nación, dispuesta por una reforma legal impulsada por Cristina.

            Malas noticias para los sueños hegegónicos.