/VIAJAR AL EXTERIOR NO ES PARA CUALQLUIERA

VIAJAR AL EXTERIOR NO ES PARA CUALQLUIERA

VIAJAR AL EXTERIOR NO ES PARA  CUALQUIERA

            El gobierno mantiene a paso firme sus restricciones y limitaciones que afectan a los sectores medios de la población en forma muy particular.            

Ahora, a la par de la escasez de reservas en el Banco Central, fruto del descalabro de la realidad estructural de la economía, renueva las afectaciones y prohíbe la financiación en cuotas fijas de los pasajes y viajes al exterior.

Los prestadores que tomaban dichos créditos y métodos de pago de los ciudadanos, asumiendo los riesgos de la economía inflacionaria, pierden esa ventana de ofertas que atraían a la clase media trabajadora y la excluyen de un servicio inestimable para los más esforzados.

Medida de consecuencias inocuas para los ricos y favorecidos y que impacta directamente en los ámbitos de la clase media independiente, que con la mayor expectativa, dedicación y ahorros disfruta la odisea de los viajes al exterior. 

El Estado se entromete para entorpecer, dificultar, trabar, complicar, estorbar y perjudicar el ejercicio de las libertades ciudadanas.

El país de “Vivir con lo Nuestro” propone vacaciones en el terruño natal, a la par de inflamar el verbo sobre las ventajas de volcar los ingresos exclusivamente en el mercado interno.

Es una propuesta liberadora, evitar el dispendio en otras latitudes y malgastar las tenencias en otros países.

La conducta ejemplar que se proclama se enmarca en los cometidos históricos de Cuba y Venezuela que condenan a sus connacionales a la imposibilidad de salir del país.

Solamente los Jerarcas del Sistema, la clase gobernante y los capitalistas amigos, gozan del privilegio de visitar el extranjero.

El Orden Revolucionario establece el compromiso de la masa de consumir en el Mercado Interno y el gobierno se encarga sistemáticamente que cada vez más sectores sociales se sumen al conglomerado difuso que es centro de imputación de los impedimentos.

En palabras recientes del Ministro Kulfas: “…El que quiere viajar al exterior que se lo pague…”, y cierra el razonamiento que los que eligen ese medio y destino tienen dinero.

Curiosa definición clasista al predicar que los viajes al exterior son patrimonio de los adinerados, dando cuenta que el resto debe conformarse con la oferta local, o sentenciando que carecen de dichas expectativas.

El turismo receptivo del exterior que es el que genera el ingreso de divisas esta directamente relacionado con el emisor para el equilibrio de las rutas y la rentabilidad de las compañías aéreas, pero el análisis es más simple y la medida, como refiere el Ministro se dirige a los que tienen dinero.

El resto, simplemente no pertenece al sector que, según el gobierno puede y debe salir del país.

La clase media se desliza en sus descensos de calidad de vida y su dedicación y esmero no tienen eco en la fiesta populista.

En el futuro deberán contentarse con las opciones y destinos locales.

Luego, vendrá el turno de inutilizar las tarjetas de créditos para los gastos en el exterior y en esto solamente cuenta  una cuestión de tiempo y oportunidad.

Con tono severo y admonitorio, desprecian al que viaja con esfuerzo, crédito y entusiasmo.

Son medidas transitorias y momentáneas, clama la vocera presidencial.

Ya vendrán cosas peores contesta la sabiduría popular.

El Estado omnipresente se mete y ordena la vida de los que apelan al mérito, la dedicación, constancia y los iguala en el desmedro de su calidad de vida, en un empeñoso y tesonero esfuerzo para perjudicarlos y entorpecer sus libertades.

Al mismo tiempo, llueven sobreseimientos para evitar los debates en forma oral y pública, para quién ostenta la portación emblemática y obscena de las mas altas exhibiciones de moda extranjera.

Delicias del populismo, espacio en el que invariablemente sus líderes exhiben impunemente sus joyas ante la impávida mirada inocente del común que debe limitar sus opciones al reparto y consumo de los bienes y servicios locales.

No hay memoria del futuro.

Hundidos en la invasión totalitaria y la oscuridad, debemos advertir el camino y las cuestiones puntuales, para no ignorar las advertencias que nos marcan el rumbo y el horizonte.

Hay que persistir en la resistencia al régimen y señalar los objetivos de unidad y uniformidad en la mediocridad.

El peronismo terminará como un partido del conurbano, con su religión y lealtad a una pobreza irredimible.

En definitiva, una orquestada y planificada asistencia que determina la dependencia estatal permanente.

Del otro lado, el ejercicio de la libertad y la alternativa de un país normal.