/EL REPOSO DE LA JEFA

EL REPOSO DE LA JEFA

EL REPOSO DE LA JEFA

Dos cuestiones se suman para retener el espíritu dominante y combativo de Cristina, permitiendo un silencio sugestivo.

            Por un lado, las prescripciones médicas respecto a la evolución de la salud postoperatoria, con los lógicos, necesarios e imprescindibles cuidados y por el otro los resultados electorales que avecinan nuevos rumbos en el oficialismo y la oposición.

            El origen muy distinto de los padecimientos tienen como denominador común la exigencia de afrontarlos mediante el descanso, reposo, reflexión, recogimiento y análisis, que le permitan una atenta lectura y valoración del futuro posible y probable, lejos de los aires notablemente simulados con los festejos propiciados por Alberto.

            Ahora acecha la incertidumbre y la traición, esta última muy cara y común en la historia del peronismo, fundamentalmente con los derrotados

            Mientras el Presidente apura los festejos, pensados originariamente por la C.G.T. para sostener la debilidad de Alberto y evitar el embate final de su mentora, se suman actores para reordenar las tropas y compartir el escenario, al descontarse una nueva estrategia defensiva de la doctora.

            Alberto, muy apurado, omitiendo cualquier saludo y reconocimiento a los beneficiados por los números favorables, entregó en forma disciplinada, guionada y sin margen para alguna improvisación, un discurso para relanzar el gobierno y convocar al diálogo y el consenso.

            Típica salida peronista en los momentos álgidos, dominados por la suerte adversa, que impiden la voz alzada y el discurso heroico, con lo cual se estila apelar a la moderación y acuerdos.

            La sorpresa de la convocatoria tuvo como broche el discurso de la “denominada victoria”, con la invitación al acto masivo en Plaza de Mayo para festejar los resultados y el día de la militancia.

            Los sedantes hicieron sus efectos, limitando la confusión por los festejos y la euforia de los candidatos y del Presidente, que en un tono común resaltan la epopeya electoral.

            Es tal cruel y dolorosa la derrota, que ya no hay carta explosiva, presencia física ni palabras de ninguna especie, desde el desconcierto y el duelo de la Jefa..

            La domina un sugestivo “Silenzio Stampa”. Ante el hecho fatal e irreversible, simplemente no hay palabras.

            Los excesos de Alberto la tienen como destinataria exclusiva y excluyente.

            Esconden la imperiosa necesidad de neutralizar la voz fatal y fulminante.

            La meta es obstruir una segunda carta y el embate final.

            En su escenificación confunde la victoria y la derrota, pero evita el aluvión dialéctico, sin perjuicio de la ulterior consulta al analista.

            Evita las diatribas, el dardo envenenado y los reproches punzantes.

            Las alegaciones en torno a la supuesta victoria es un recurso imaginario que permite un uso político para fortalecerse y afrontar dignamente el conflicto interno en el seno de la coalición oficial.   

           Es la importancia y trascendencia de lo no dicho, lo que cuenta en medio de la fantasías de una victoria inexistente pero imprescindible en el relato y la disputa.

            En la intimidad, a la luz de los hechos objetivos, Cristina no puede negar y desconocer los efectos provenientes de una realidad doliente con una notable derrota electoral.

            En la fantasía y el delirio de la victoria se suman las partes descosidas de la entente electoral y Alberto compra y obtiene un nuevo tiempo para su gobierno.

            La Jefa tiene que elaborar en el descanso y el obligado reposo una situación delicada que le informa sin titubeos:

  • Perdió la elección general en todo el país por un porcentaje del orden del 9%.
  • Perdió en todos los distritos importantes del país.
  • Perdió la Provincia de Buenos Aires, distrito de su alfil más querido (Axel) y donde Máximo asume la jefatura del P.J.
  • Perdió la Provincia de Santa Cruz, el pago chico, feudo de origen de las andadas matrimoniales.
  • Perdió casi todas las Provincias Patagónicas, logrando un triunfo agónico en Tierra del Fuego.
  • Perdió en Provincias de histórica raigambre peronista y se estrecharon las diferencias en otras gobernadas por tradicionales caudillos.
  • Perdió el control del Senado.

    Dicho panorama le permite, solamente, mantener dominio territorial en el conurbano y limitar el marco de su influencia.

     Los gobernadores que pudieron salvar sus comarcas ajustarán los discursos a cuestiones locales para evitar las fugas que se extienden.

     Pierde consistencia electoral.  Es tributaria de los barones del conurbano que otrora despreciaba y constituye una presencia testimonial con contenido ideológico, pero con una mayor limitación política ante los peronistas.

      Los líderes oficialistas quedan golpeados y el peronismo enfrenta una cruda interperie.

      La debilidad del conjunto genera un contrasentido singular. Nadie tiene legitimidad para cuestionar a Alberto.

            No hay triunfadores en una cruel derrota que comprende al universo del espacio.

                        Ninguno puede tirar la primera piedra.

                        De tal forma, todos irán al próximo acto y empezarán de nuevo.

                        Cristina toma conciencia, en la derrota, que las escaramuzas individuales, todo aquello que divida o disperse, los hiere mortalmente a todos.

                        El único destino venturoso, para un futuro feliz  de la coalición oficial es que sigan todos juntos.

                        Es de tal magnitud el desastre electoral que Cristina se mantiene en reposo.

                        Nunca tan práctica y útil una afección en la salud.

                        El peronismo ha recogido en la elección un 33,57 % de votos en todo el país.

                        Es una pobrísima elección, disimulada por los festejos delirantes y el discurso oportuno y necesario por las urgencias políticas.

En palabras de Loris Zanatta, el peronismo se constituye en un partido del noroeste argentino, calificación que apela, con fina ironía y aguda observación al ámbito territorial en el  que obtiene sus victorias y que, en los empujones de las nuevas derrotas, solamente un puñado de Provincias se sostienen, pero con drenajes y pérdidas del caudal electoral.

 La atenta lectura y análisis de la geografía Argentina demuestra el sistemático avance de un voto que demanda nuevos horizontes y pretende un orden republicano y democrático.

Se extiende desde el interior del país y confluye con la ciudad de Buenos Aires.

El rechazo de los centros urbanos al Kirchnerismo se extiende sucesivamente y la lectura del mapa nos muestra que virtualmente lo expulsan hacia Bolivia.

Los resultados electorales sepultan las aspiraciones hegemónicas y nacen nuevas opciones en el sistema. El pero nismo deberá revisar la matriz kirchnerista si quiere sobrevivir y mantenerse competitivo