/TROFEOS ELECTORALES

TROFEOS ELECTORALES

TROFEOS ELECTORALES

            Axel Kicillof tuvo la determinación de beneficiar a 220.000 alumnos de toda la Provincia con  la entrega de un viaje de egresados gratis.

            Necesitado de votos para noviembre, acuñó la curiosa iniciativa para instalar una divertida movida en los adolecentes.

            Probablemente, ante la escasez de otras decisiones emprendedoras, esta iniciativa constituya una de las mas significativas de su gestión.

            Al menos, la que motive los mayores festejos en dicha franja etarea.

            Pretende compensar y saldar las penurias provocadas por el encierro extremo y movilizar la emoción y gratitud de los beneficiarios.

            Supera con creces las medidas de entrega de bonos, planes, heladeras y demás enseres con que gastan las horas los Intendentes peronistas en su fiesta intensa para atesorar nuevos votantes.

            Al amparo del clientelismo político tradicional de los gobiernos populistas, resulta original y ocurrente, e inscribe su tarea en los antecedentes de los hermanos Rodriguez Saá en San Luis, tierras prósperas en prebendas y negocios electorales de muy variada naturaleza.

            El Keynesianismo del Gobernador interviene con programas que serán inolvidables para los manuales de la economía.

            En la ocasión cuenta con el apoyo del Ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, quién califica la medida como una estrategia política válida y que garantiza algo que tienen algunos y los demás no tienen y de Cristina que defendió la política de subsidios para los mentados viajes.

            Las necesidades y las urgencias electorales son fatales para el supuesto progresismo y derivan en las escenas pobres y patéticas producto de la desesperación.

            En momentos de profundo enojo, cansancio y hastío con el oficialismo, dichas medidas profundizan mucho más el rechazo del electorado.

            La confusión y el extravío los lleva a festejar decisiones imprudentes, odiosas y propias de un método condenado por las nuevas generaciones.

            Kicillof consume su crédito político con una facilidad y velocidad escandalosa.

            Sin escalas se adentra en lo más granado del peronismo tradicional, sin advertir la existencia de un cambio de rumbo fundamental en la sociedad, harta de esas prácticas mañosas e inmorales del ejercicio de la política.

            Los Fernandez no alcanzan a distinguir la mutación que han provocado con la gestión pandémica y su combinación de abusos y privilegios.

            Tanto que insisten con la promoción de distingos y beneficios sobre la razonabilidad del esfuerzo, el mérito y la dedicación.

            El desquiciado escenario de la alianza oficialista profundiza la caída y erosiona la credibilidad de la coalición que registra un rumbo guionado por Cristina.

            La inestabilidad sufrida por Alberto ante el cruel embate, apenas disimulada por las mutuas e imperiosas urgencias electorales, ha quitado todos los velos al disfraz gubernamental.

            El deterioro presidencial no se detiene y las nuevas caras no ayudan en mejorar su imagen.

            Axel se hunde en las imágenes mas penosas e incurre en la fatalidad de no promover la renovación de los métodos y el liderazgo.

            Las caras nuevas que incorporan en su cruzada el gobierno nacional y provincial, no tienen nada de ello y representan las viejas prácticas y estilos rechazados por amplios sectores.

            Los regalos de los viajes de egresados se inscriben en esa tradición más pura del clientelismo y asistencialismo, propio de las caras históricas que no necesitan presentación.

            Una propuesta novedosa y diferente de la acción política es abandonar definitivamente esas decisiones.

            Confunden el beneficio de unos pocos y el amplio rechazo de la gran mayoría.

            No cesan en la sistemática construcción de los fundamentos de su destrucción.

            El pluralismo disperso rechaza la hegemonía y el voto cautivo.

            Crece la desvinculación entre el asistencialismo y el apoyo electoral.

            En palabras del historiador Jorge Ossona, es un tiempo fatal para: “Punteros, malandras y porongas”.

            Advertir si es coyuntural o un cambio de modelo es una cuestión de tiempo, pero medidas como los regalos de Axel generan una quita de adhesión y un desgaste cultural del peronismo.

            Lo vivido con la gestión oficial no se salva con el regalo de heladeras, bonos, planes o viajes de egresados.

            La bronca y el enojo anidan también en los sectores más postergados.