/LO PEOR ESTA AUN POR VENIR

LO PEOR ESTA AUN POR VENIR

LO PEOR ESTA AUN POR VENIR 

            Las medias adoptadas por Cristina ante la derrota electoral, estrujan los corazones y la razón de los fieles discípulos y custodios de los principios radicales.

            El empoderamiento de Juan Luis Manzur a la Jefatura de Gabinete de Ministros ha sido una medida sorpresiva y sorprendente, acorde a los antecedentes del elegido.

            Es un clásico gobernador feudal del norte, de los entronizados por el peronismo tradicional y firme cultor del primitivo “Albertismo”, ahora definitivamente sepultado por los sucesivos contratiempos que mellaron la suerte y el destino de semejante propuesta.

            Dificil de explicar para los sectores progresistas, se inscribe en la imperiosa necesidad de frenar el drenaje de descarriados a la conducción de la Jefa.

            Probablemente advierta la finalización de un ciclo político y pretenda reagrupar la tropa para la batalla de 2023.

            Manzur emprende su proyecto personal, ungido y promovido por las necesidades imperiales en decadencia y juega en un breve período sus ansias y sueños presidenciales.

            Representa la derecha peronista más rancia, el compromiso clerical tradicional, antiabortista y registra historias trágicas en la memoria colectiva.

            Lo rodea la Liga de Gobernadores y Alberto entrega su precario destino a la suerte del juego abierto en esta nueva empresa.

            Massa quiso hacer efectivo un ingreso abrupto al gabinete con una figuración consular, pero la desconfianza le juega en contra, a la par que la pérdida de su espacio territorial y la debilidad de la situación en Diputados con los nuevos números en ciernes.

            Axel no tuvo más alternativa que volver del rechazo de las renuncias ministeriales, como consecuencia de su visita obligada a Calafate, sitio en el cual Cristina le impuso la intervención del Gabinete por los Barones del Conurbano.

            La rendición ante su mentora, supuso la entrega del personaje de su mayor confianza, el Jefe de Gabinete, Carlos Bianco y la designación, en su lugar, de Martín Insaurralde, acompañado por sus socios Intendentes.

            Es al peronismo histórico al que acude para este llamado.

            Trágica ironía del destino con las desconsideraciones hacia el Partido Justicialista que caracterizan su historia personal.

            Tiene que frenar el drenaje, para evitar una derrota aún peor.

            El fuego de la Provincia de Buenos Aires consume las aspiraciones y candidaturas del favorito, Axel y del Jefe del P.J. Máximo.

            Los intendentes deben comprometerse en mejorar el caudal y acortar distancias.

            En verdad, la coalición panperonista da para cualquier color o matiz y ahora se disfraza con lo más granado de lo que, en su momento, fuera la comunión más cuestionada por Cristina.

            Curiosas contradicciones de la derrota electoral y las nuevas urgencias para evitar la debacle.

            Es llamativa la singular ocurrencia de Cristina.

            Está respaldada en la convicción que las tropelías de Alberto y las idas y vueltas de Sergio ya no le suman nada al experimento y de semejante conclusión no se vuelve.

            Alberto trocó moderación en gritos, abuso, desbordes, privilegios y obtuvo rechazo y enojo.

            Sergio y sus nortes cambiantes, perdieron los votantes, cansados de tanta oscilación y vaivénes. 

            La simbiosis kirchnerista los absorvió y carecen de  naturalidad e identidad.

Ambos han puesto al desnudo su condición de impostores

            También cabe reflexionar sobre las declaraciones del Ministro de Economía, Martín Guzmán, quién en un reciente reportaje ante Víctor Hugo Morales, tuvo el atrevimiento de  corregir a la Vicepresidenta acerca del ajuste fiscal.

            En efecto, consignó que: “La vicepresidenta dice que hay un ajuste fiscal, yo digo que no hubo; existió una reducción del déficit”.

            Culminó con la sentencia: “En Argentina ha habido una política fiscal expansiva”.

            Prueba de su situación de estabilidad en el cargo es que no tuvo respuestas a su aserto.

            La furia no se hizo sentir sobre el afán de la corrección y el atrevimiento ministerial.

            Hasta noviembre no habrá novedades en el área y luego, todo depende del resultado electoral.

            Los candidatos oficiales deberán reformular sus discursos y Alberto abandonar definitivamente los gritos y la voz alzada, en pos de un lenguaje coloquial y amable con los vecinos.

            Son concientes que no pueden sumar en los sectores moderados e independientes.

            De allí la reaparición de Anibal, probablemente en una versión edulcorada y mucho más tranquila.

            Tienen que hurgar en el peronismo histórico, en los ausentes,en los trucos, para barajar y dar de nuevo, esconder a Alberto y recuperar votos propios.

            Cristina se queda, solamente, con su horizonte de fieles y los votos peronistas que puedan recuperar Manzur y Aníbal.

            “Alea Iacta Est’.

Las grotescas incoherencias constituyen fenómenos inestables e inexplicables.

Desde el escenario de Luigi Pirandello, con su “Teatro del Espejo”, Cristina apela a otras máscaras en la construcción de su realismo y ficción.