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FIN DEL MITO

FIN DEL MITO

            El dato y elemento más destacado de las Elecciones Primarias Abiertas y Obligatorias (PASO) es la lección cursada por el electorado a los candidatos, en cuanto a que el poder es efímero y la gloria en materia política es circunstancial y limitada.

            La aspiración del partido único y hegemónico, aún matizando la sucesión en un pequeño círculo aúlico, es herida de muerte, en el marco de un rechazo a la gestión ingenuamente plesbicitada por el discurso de un Presidente perdido en su extravío.

            Inesperada e imprevisible derrota para los candidatos oficialistas, confiados y entusiastas en el seguro éxito del desempeño.

            El verdadero triunfo es del conjunto del electorado, que hace valer, en plenitud el sistema de premios y castigos para los resultados de la gestión de gobierno concreta, despojada de compromisos y certezas.

            Sin condicionamiento ideológico y atados a la propia conciencia, en un acto libre y voluntario, dan cuenta los votantes de un manto de realidad que golpea con estruendo.

            La sorpresa por el mensaje contundente ha sido el tema de convocatoria en los pasillos de las conversaciones políticas.

            El impacto fue de tal magnitud para Cristina, que no pudo disimular el enojo en el semblante y su tratamiento fulminante para la candidata Victoria Tolosa Paz, víctima directa de un gélido saludo con vuelta de la cabeza y desvío inmediato de la atención en pleno escenario.

            Devastada por el desaire electoral, transitaba con la cabeza gacha, semblante adusto y lenguaje corporal abatido.

            El desaire en público, tipifica una conducta ganada por la furia y el enojo sorpresivo y sorprendente.

            Luego, con las horas, desencadena el embate al Presidente con furibundas críticas y reclamos de distinta especie.

            En todos los escalones de la coalición oficial la sorpresa fue mayúscula.

            En los albores de la jornada, al comenzar los cómputos, víctimas de una encuesta de boca de urna encargada especialmente, en forma prematura e inadecuada, adelantaron festejos, en tono de baile, Axel, Victoria, Gollán y demás concurrentes, desplegando una conducta inapropiada, inoportuna, imprudente e irresponsable.

            El comportamiento es el reflejo de un estado de ánimo festivo y exitoso que fue mutando con el arribo de los resultados de las mesas testigos.

            La pérdida de votos en el peronismo es de tal magnitud que, la entidad del ocaso en el cómputo final arroja una cantidad que no supera los guarismos obtenidos por Aníbal Fernández en su frustrada aventura eleccionaria como aspirante a Gobernador.

            La postulación de Victoria Tolosa Paz, perdedora en la interna peronista platense ante Florencia Saintout, gestionada por su esposo, otrora Secretario de Medios de Néstor Kirchner, “Pepe” Albistur, propietario del departamento de Puerto Madero en que reside Alberto Fernández, fue acompañada por Daniel Gollán, Ministro de Salud de Axel y máximo responsable de la gestión pandémica en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires.

            El castigo del voto popular para ambos fue contundente.

            Victoria, tuvo que acudir a estridentes y provocaticas declaraciones para ganar notoriedad y presencia pública.

            Tiene escasos antecedentes y falta de conocimiento y arraigo popular.

            Los medios estallaron con sus dichos en torno a las posibilidades de “garchar” que existen en el peronismo.

            Gollán tuvo que cargar con los resultados de la responsabilidad en la pandemia y las notorias precariedades y deficiencias en materia de resultados positivos.

            Los números de la cosecha de votos para ambos candidatos reflejan el estado de decepción y enojo general de la gente y el rechazo del plebiscito de la gestión que propiciara el propio Presidente, una vez más en una instrucción y directiva contra sí mismo.

            Los errores propios y autoinfligidos constituyen una nota destacada del acervo que acompaña a Alberto.

            Pierde de manera notable su propio caudal electoral Sergio Massa, al extremo de la derrota en el terruño, ya que es desplazado incluso en Tigre.

            Ha sido despojado de su espacio territorial. 

            La herida mortal lo deja sin rumbo en la Cámara de Diputados y urgido de aprontar un destino en el Poder Ejecutivo que le permita, una vez más, reinventar un futuro, ya que imaginación y vueltas no le faltan para torcer sucesivamente los rumbos.

            El esquema propuesto por Horacio Larreta, con un doble enroque de candidatos que cambian de Jurisdicción entre CABA y Provincia de Buenos Aires, ha sido exitoso y le permite llevar la delantera en su espacio, para ordenar las naves en búsqueda de la disputa presidencial.

            Emerge Facundo Manes en la Provincia de Buenos Aires que permite vigorizar al Radicalimo y ampliar la oferta de la oposición.

            Macri es relegado a un rol secundario, destinado a contener a los halcones que pueden fugar con Milei y tuvo una discreta participación en los festejos.

            No le llegaron buenas noticias de Córdoba, donde sus candidatos perdieron la interna local.

            La Alquimia Electoral propiciada por Cristina, que tanto éxito tuviera en el 2019, derrapa estrepitosamente.

            Sufre un traspié inesperado y sorprendente.

            La fuga de votos es calamitosa y catastrófica.

            Solamente quedan los votos Cristinistas auténticos. La cosecha se estanca en el tercio de fieles e incondicionales.

            Los electores expresan enojo, fastidio y decepción.

            La oposición no suma votos. Sostiene su caudal histórico.

            La pérdida de votos es una sangría tremenda para el oficialismo.

            Es el fin del Mito del Electorado Cautivo y la Jefa iluminada e invencible.

            Persiste el misterio de la dirección del voto de aquellos que no lo hicieron en esta oportunidad o que optaron por ofertas que no pasaron el piso y por lo tanto no estarán presentes en noviembre.

            La feroz disputa abierta en el peronismo por la presión de Cristina y los reclamos al Presidente, no suman adhesiones, sino por el contrario las dispersan.

            Cristina no puede con su naturaleza.

            Reordena sus redes y abandona el apellido Fernández, legado de un padre adoptivo que se hiciera cargo.

Emerge “Cristina Kircher” en su relanzamiento épico y apronta sus huestes contra el Presidente herido.

            En la carta le recuerda a Alberto su condición de nominado y lo invita a la sujeción.

            Le señala que representa la voz del pueblo y que debe honrar la designación.

            El fracaso contundente frena las ambiciones de los aspirantes y fieles escuderos.

            El Juego de perfiles varios y sucesivos, con Axel, Máximo e incluso Sergio, para continuar al fallido Alberto, es desbaratado por el resultado electoral y desata la emergencia.

            La desesperación la lleva a intervenir el gobierno, pero se encuentra con una resistencia inesperada e impensada.

            La puja, de resultados inciertos, los obliga a una negociación, pero con un final cantado.

En la lucha de los Kirchner solamente existe rendición o muerte.

            Alberto necesita, al menos en apariencia formal, salvar la diginidad, pero entrega su gobierno al destino fatal de la propuesta inicial.

            No hay coraje en el segundo.

            Los argentinos, una vez más, absortos, incrédulos, perplejos, ante las disputas del poder de la brutal interna peronista.

            El resultado electoral demuestra que mañana puede ser distinto. La elección ha sido ejemplar.

            Nada es para siempre.