/SON VEINTE MILLONES DE RAZONES

SON VEINTE MILLONES DE RAZONES

SON VEINTE MILLONES DE RAZONES

La Ministra de Salud Carla Vizzoti, acaba de anunciar la firma de un acuerdo con el Laboratorio Pfizer, para la compra de 20 millones de vacunas contra el Covid 19.

Es el fin de una negociación que necesitó 13 meses para obtener resultados positivos.

Se suman a los tres millones quinientas mil recibidas de Moderna, como donación del Presidente Joe Biden.

Las condiciones inaceptables esgrimidas oportunamente, pese a los múltiples contratos internacionales celebrados en distintos países por Pfizer, la entrega de glaciares y demás cuestiones imputadas a un empresariado odioso y odiado, viraron bruscamente  ante las imperiosas urgencias de las aciagas demoras del frente ruso.

La nueva canción del músico militante Ignacio Copani, se hizo efectiva y el meneado “Traigan la Pfizer”, agitado en tono sarcástico y mordaz, se hace presente para rescatar el desvarío político del gobierno.

Curiosa voltereta para una obra musical que no trascenderá, ni tendrá alguna relevancia en los niveles artísticos, pero será recordada como el efecto boomerang, de una burla, respecto a una vacuna endemoniada que, paradójicamente, luego se hace presente, ante el reclamo y la desesperación, de los que la denostaron, para atenuar los efectos de las desidias e irresponsabilidades.

El llamado se produce ante el fracaso de un juego político inaceptable, que afectó gravemente la salud y la vida de los argentinos.

La Carta de la Asesora Presidencial Cecilia Nicolini es una acabada confesión de un proyecto fallido y la imperiosa necesidad de acudir a nuevos rumbos.

La realidad cae con toda crueldad sobre el relato “anti imperialista” y el “amigo” Putin.

El DNU que modifica la ley para permitir el ingreso de los Laboratorios de EEUU es la expresión de la impotencia y el dramático giro geopolítico que impone el fracaso estrepitoso de la estrategia vacunatoria.

El Senado convalida el Decreto, sin la presencia de la Jefa en la sesión respectiva.

Ha triunfado la ideología de la sensatez.

En vísperas de la tercera ola de contagios, apelando a medidas desesperadas para retrasar el ingreso de la variante Delta, abandonando a su suerte a los argentinos varados en el exterior, la única solución razonable es progresar geométricamente en la escala de vacunación.

Tuvieron que realizar lo que demoraron por cuestiones ideológicas y además, fundamentalmente, debieron hacer siempre.

Cómo se mide el efecto del inexplicable atraso y la demora, en la vida y la salud, del apartamiento de los suministros y provisiones de EEUU.

Es imprescindible la concurrencia libre y plena de todos los fabricantes de vacunas existentes en el mercado, para permitir un ritmo sostenido de inoculación.

Los Laboratorios de EEUU son un aporte imprescindible, inestimable, para la lucha contra la Pandemia.

Acordar, después de 13 meses de penoso retardo y modificar las normas legales, que él propio gobierno había establecido, para poder hacerlo, es una patética y manifiesta demostración de mala praxis.

El relato todo lo puede y lo disfraza, apelando al contenido épico de una lucha ideológica que condiciona el nivel de decisión política.

Los millones de vacunas de los Laboratorios de EEUU pudieron estar mucho antes en el país, puestas a disposición y administradas.

Seguramente, habrían impedido la muerte de miles de ciudadanos inocentes y ajenos a la lucha política del Jerarca.

En vísperas del arribo de una nueva cepa, los políticos atienden su juego.

Es el que más les gusta y lo mejor que hacen: la competencia electoral.

Es el momento de sumar a los amigos e incondicionales en las listas y pelear, discutir, un poco, frente a los medios, terceros y demás.

Hay que aflojar las restricciones, para que tengan libertad, escenario y espacio para demostrar sus dotes histriónicas.

Se viene la campaña electoral y el destino de su suerte actoral y laboral.

Luego, terminado el escrutinio, cada cual atenderá su juego y para el resto todo seguirá igual.