/AHORA: VAMOS POR EL SISTEMA DE SALUD

AHORA: VAMOS POR EL SISTEMA DE SALUD

AHORA: VAMOS POR EL SISTEMA DE SALUD

Vuelve un clásico de los días Cristinistas. En su versión moderna, insiste con la iniciativa política , denunciada en los primeros meses del año, en su intervención discursiva en La Plata, en cuanto a la propuesta de reforma integral del sistema de salud.

La formulación originaria tuvo distracciones ocasionales con la lucha contra la denostada Corte Suprema de Justicia de la Nación, los fracasados aumentos tarifarios, el cuestionamiento al Fondo Monetario Internacional (FMI), las insistentes reformas de la Justicia y del Ministerio Público.

Las sucesivas derrotas legislativas de Alberto, al extremo del hundimiento fatal para su proyecto legislativo de Administración Pandémica, ocasionan la imperiosa necesidad de mantener viva la flama militante y su figuración central, por lo cual, haciéndose cargo de un “Paper” facilitado por la Cámpora, alza la voz para insuflar bríos en un tema trascendente.

En la narrativa gloriosa, castigada por el discurso imprevisto, oscilante, insólito de Alberto, es prioritario una convocatoria electoral excitante, que movilice el espíritu revolucionario caído y castigado, al amparo de un tema álgido en plena Pandemia.

La nueva cruzada es contra el Sistema de Salud y sus Subsistemas, Público, Obras Sociales y Privado-Prepagas.

Las Cajas como objetivo primordial de la gestión política y el Jerarca haciendo de las suyas, en la furia de regulaciones y controles.

Hugo Moyano adelantó, pronto, efectivo, ordenador del clima gremial, el apoyo a las ideas de Cristina.

Mientras tanto, las prepagas denuncian la falta de autorizaciones para los aumentos, acordes a los gastos inflacionarios y señalan, a la par, las maniobras para desfinanciar el sistema, ocasionar pérdidas mortales y avanzar sobre las propiedades de las clínicas y sanatorios, absorbiendo el Estado las falencias y quebrantos provocados.

Combinaciones fatales de un agresivo comportamiento estatal, tanto por acción, como por omisión deliberada, para someter a los privados.

Delicias del populismo progresista.

Eso si, la Jefa tiene muy claro sus gustos y preferencias capitalistas, para acudir sin reparos al ámbito privado cuando aparecen sus afecciones y dolencias.

Del mismo modo, en plena pandemia, sus hijos Florencia y Máximo, estuvieron prontos para el ingreso en los más distinguidos sanatorios privados porteños y platenses, a los cuales recurrieron ambos para internaciones y tratamientos.

Lejos de ellos, por supuesto, la derivación o el auxilio del Hospital Público.

Recoleta, en un edificio resignado y declinante, se constituye en el refugio de su residencia, no obstante el ostensible rechazo e indiferencia de sus incrédulos vecinos.

Siempre víctima de si misma, por la traición del inconsciente egoísta, frustrado en sus aspiraciones de pertenencia, desde la adolecencia platense, carente de inserción social y recepción en dicho ámbito, consuela sus ausencias con la portación compulsiva de Rolex, Vuitton, Hermes y otras emblemáticas especies del más alto rango del consumismo internacional.

El glamour y la distinción, curso su destino fatal, por la descomedida actitud del entonces Presidente Barack Obama de no cumplir con un sueño idílico de concurrir como invitada a la Casa Blanca.

La genial ocurrencia de uno de los integrantes de la colección de jóvenes y apuestos economistas promovidos por su iniciativa, Amado Boudou (los restantes: Martín Lousteau y Axel Kicillof) que le permitió tomar los dineros de las Administradoras de Fondos de Jubilación y Pensión (AFJP), se repite con los aspirados manotazos, que encubren las pretensiones de incorporar al sistema dirigido, por la supuesta pericia estatal, la intervención total del Sistema de Salud.

Soplan vientos desde la provincia de Buenos Aires, sede desde la cual se originan las disputas con los prestadores privados y se tiende un manto encubierto para la absorción estatal de clínicas y sanatorios, bajo la atenta mirada y dirección del Presidente de la Obra Social de los empleados Públicos (IOMA), Homero Giles, médico que se jacta de su capacitación en Cuba, como antecedente, para la transformación propiciada en la salud local.

Los Jerarcas bonaerenses llevan sus plumas al ámbito nacional, a la par que la experiencia de conflictos y disputas con las Asociciones de Médicos y Prestadores.

Por lo demás, tanto en Economía, como ahora en Salud, los funcionarios bonaerenses colonizan el gobierno nacional.

Es más de lo mismo, el progreso de la regulación e intervención estatal contra el sector privado.

Marcar la cancha, hacer uso de la centralidad política, volcar egocentrismo, requieren, regularmente, expresiones simbólicas, trascendentes, de las cuales se nutra el discurso progresista de la coalición, manteniendo sus enemigos tradicionales en toda forma de actividad privada.

Alberto, mientras tanto, cumple su rol de administrador, expositor serial fallido y obediente ejecutor.

La cáscara moderada se desprende del Cristinismo dominante y constituye un recuerdo patético del recurso electoral necesario y tramposo.

El peronismo histórico es cautivo y tributario claudicante de una Jefa impiadosa.

Es la versión de siempre, edulcorada y disfrazada por necesidades y urgencias ocasionales, claramente expresada en su máxima: “Vamos por Todo”.

La pandemia ha desmostrado los “éxitos” de la gestión oficial.

Los tristes y crueles records negativos se suceden ante la incredulidad, asombro y resignación ciudadana.

Los argentinos, eternos desmemoriados, debemos repasar los discursos de Alberto y Ginez, en los primeros tiempos del curso de la tragedia, como ejercicio reiterado de comprobación manifiesta de incompetencia e irresponsabilidad.

Las sucesivas e incumplidas promesas y las comparaciones absurdas fueron fatalmente condenadas por la negligencia y la falta de responsabilidad.

Es un deber de comportamiento cívico inexcusable, atender cuidadosamente al discurso histórico de ambos.

Alberto, notable exponente del verbo inconsistente, fútil, eterno vendedor de discursos cambiantes y  promesas vacuas.

El problema no son ellos, somos nosotros, que al fin y al cabo terminamos siendo como ellos.

No hay capacidad de consolidar algo distinto.

Pero, pese a todo, aparece un Facundo Manes.

El futuro siempre te abre una ventana de esperanza.