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ANTICAPITALISMO MILITANTE

  EL ANTICAPITALISMO MILITANTE 

“Saben donde íbamos de vacaciones Néstor, mis hijos y yo: A Nueva York y Orlando,                                                                      si, si, a Disney World. A Néstor le encantaba”.

Así se expresaba recientemente Cristina para sostener la inexistencia de sesgo ideológico en sus políticas.

Afirma que no tiene problemas con los EEUU y carece de anteojeras que limiten sus pensamientos políticos.

Sentencia que nunca confunde los gustos y preferencias personales, con los intereses nacionales, como efectivamente considera que hacen los otros.

Concluye que jamás vacacionaron en China y Rusia.

Curiosas reflexiones para desvirtuar el pensamiento antinorteamericano que le endilgan, que portan sus posturas y acreditan sus acólitos.

Los hechos concretos dan testimonio de la actuación en el curso de la pandemia y reflejan los criterios dominantes en el espacio que lidera.

Para muestra, basta un botón. Veamos la política vacunatoria.

El presidente ha insistido, en forma reiterada, en su cruzada anticapitalista, en el foro reciente de San Petersburgo y con Valadimir Putin de testigo privilegiado, luego de la intervención contra el Estado de Israel en la votación de la ONU.

En el mismo plano, ha quedado sumamente aclarado por el gerente local de Pfizer que no existieron vinculaciones contractuales con la empresa para el suministro de vacunas, por el marco legal ofrecido en la Argentina, que no satisface las condiciones requeridas por el Laboratorio, para sus contrataciones, en el ámbito internacional y como regla contractual en la materia.

Pfizer celebró contratos con 116 países, en todo el mundo, para la provisión de sus vacunas y todos ellos aceptaron las condiciones legales fijadas por la empresa, sin reservas ni cuestionamientos de ninguna especie.

Actualmente, España se comprometió a donar vacunas para Latinoamérica y del mismo modo EEUU, pero en ambos casos los marcos legales locales deben estar adecuados para la recepción del material, situación pendiente para los suministros originados en EEUU.

Por razones no suficientemente explicadas, la Argentina optó por aceptar la recepción de vacunas de Rusia y China en forma exclusiva.

A ellas se agregaron las provenientes del fondo Covax, que resultan de origen inglés, de Astra Zeneca (Oxford) y la misma patente fabricada en India (Covishheld).

En este último caso, hay un contrato pendiente de ejecución y demorado por el Laboratorio en su concreción, con plazos incumplidos en cuanto a la entrega de las vacunas.

Ahora Kicillof se inclina por una gestión con India por la inoculación de Covaxin.

También se realizaron visitas a Cuba para requerir información en torno a las fases y evolución de la investigación de la Vacuna Soberana.

Las actas de los debates de la Cámara de Diputados demuestran que el proyecto que consagró el marco legal de vacunación fue remitido por el Poder Ejecutivo, pero en las comisiones la diputada del Frente de Todos Cecilia Moreau le introdujo la modificación de la “negligencia”, como causal de la caída de la protección de Indemnidad exigida por los laboratorios y en especial Pfizer.

El proceso de creación de las vacunas insumió un tiempo récord, en comparación con los estándares tradicionales de investigación y control habitual de los laboratorios.

Lógicamente, ante la imperiosa necesidad de extremar el acotamiento de los procedimientos para combatir urgente la pandemia, la posibilidad de riesgos y contigencias con contraindicaciones emergentes y situaciones imprevistas, existieron extremas medidas de protección y seguridad en torno a eventuales consecuencias desgraciadas, gravosas y perjudiciales para la salud.

Los Laboratorios acudieron a cláusulas de confidencialidad e indemnidad para proteger su responsabilidad ante eventuales consecuencias indeseadas, posibles, contraindicaciones, en virtud de la premura con que se efectuaron los trabajos.

Tareas que demandan años de estudios, análisis, pruebas y conclusiones científicas, fueron resueltas en meses ante la desesperación general y la demanda sanitaria urgente.

La situación les exige extremar los recaudos de seguridad y responsabilidad ante situaciones imprevistas, imprevisibles o fortuitas, fruto de la escasa experiencia vacunatoria.

Así lo emprendieron todos los laboratorios y consignaron, en contratos verdaderamente de adhesión, numerosos condicionamientos a los Estados Nacionales.

En Argentina, el marco regulatorio sufrió modificaciones legislativas, a la cual prestaron especial atención los distintos laboratorios.

Además, a los fines de la explotación del negocio de las vacunas, existen socios locales que tienen participación en Astra Zeneca, con la intervención de Hugo Sigman, encargado de la fabricación del principio activo de la vacuna de Oxford y su posterior remisión a México para el fraccionamiento y envasado final.

Los plazos de las entregas fueron incumplidos e incluso en el ámbito internacional la Comunidad Europea promovió un juicio al laboratorio por dichos motivos.

El fracaso llevó al gobierno por la exploración de un camino alternativo resultando favorecido Marcelo Figueiras, de Laboratorio Richmond.

Según las propias declaraciones del Ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, le entregaron “el dato” que el Laboratorio del Fondo Soberano de Inversión de la Federación Rusa, podría entregar a los privados argentinos la elaboración de la vacuna Sputnik V, tanto para el mercado interno, como para su exportación a Latinoamérica.

Las gestiones fueron exitosas y el Instituto Gamaleya autorizó la producción en el Laboratorio Richmond, en la Argentina.

Por el contrario, las vacunas de los Laboratorios de EEUU no han sido bienvenidas en nuestro país. Ninguna pudo establecerse, apelando a diferentes formas y pelaje y el gobierno no ha prestado ninguna atención a sus distintas vertientes.

Indiferencia absoluta oficial a toda inoculación proveniente de EEUU.

Por las diferencias con el marco regulatorio fracasó la gestión con Pfizer.

Ninguna empresa, procedimiento de contratación o negociación se arbitró con Moderna o Johnson & Johnson, a pesar que en este último caso se realizó una importante prueba en ciudadanos argentinos, en nuestro país, que se prestaron a las secuencias de todos los ensayos y desarrollos.

Sin estímulos, gestiones o senderos, lo que tiene sabor o pinta de EEUU ha quedado fuera del mercado.

La contratación con Pfizer fue obstruida, desde la Cámara de Diputados, con la mirada esquiva y desatenta del Presidente Sergio Massa, quién no opuso reparos a la cuidada reforma.

Como si fuera al descuido, con estilo, presto, solícito, planeado, ejecutado, sin aspavientos, la inteligencia kirchnerista, permitió la incorporación de una disposición que desplazaba del negocio todo el interés de Pfizer.

La “Negligencia” fue el vehículo mortal utilizado que, a sabiendas, expulsaba cualquier contrato con dicho laboratorio, por imperativo de sus reglas internacionales de contratación.

El embate y la confrontación apuntó a la línea de flotación del protocolo empresario.

Sutilezas de las normas, programadas con objetivos políticos.

Delicadezas del sistema que tiene sus favoritos y entenados, consagra favores y sanciones.

Distingue y condena, todo siempre según el color del interés tutelado y la fatalidad del condenado.

Conocedores de los recaudos expuestos en el plano internacional, manos amigas tomaron la pluma en Diputados y estamparon la disposición tan temida.

Con la expresa intención de espantar el interés de Pfizer, introducen el ardid, de manera abrupta y silenciosa.

Pfizer prioriza la protección, seguridad y responsabilidad de su patente y, como todos, tiene su estructura condicionada de contratación, de la cual no se aparta un ápice, como pauta de sus negocios internacionales.

Los pícaros que pretenden orientar la dirección de la provisión y suministro, bajo el ropaje militante de defender el interés nacional, ante el abuso del capitalismo dominante y la penetración de los laboratorios multinacionales, aportan el instrumento legal que desplaza la intervención de la interesada y despeja el procedimiento de selección hacia el destino de los actores sindicados por su mentora.

La flema liberadora tiene una gesta expresiva para coronar el empeño.

El Veto presidencial, como método de reparación y saneamiento, al amparo  de una política vacunatoria amplia, multilateral, cayó en el olvido y fue descartado como instrumento para limitar el agregado furtivo.

La orden proveniente del más alto nivel de conducción de la Coalición no puede ser enervada.

La expulsión de la cancha del enemigo externo estaba consumada.

El camino, la suerte y el destino del empeño de los laboratorios de EEUU, en nuestro país, quedaba fatalmente aniquilado.

El compromiso geopolítico de las vacunas tiene otros dueños e indudablemente el monopolio de la inoculación.

 Una cosa es Nueva York, para los paseos y los gustos domésticos y otra es el compromiso internacional y los negocios locales, con los “datos” confesados públicamente, sin pudor, ni vergüenza alguna.

Los laboratorios de EEUU fueron desvinculados de toda posibilidad de intervención en el suministro de vacunas en la Argentina y Pfizer expresamente desalentada en su gesta, al ponerla en contradicción con sus normas vigentes de contratación.

El problema volverá con las futuras donaciones ya que no hay marco propicio para recibir dichas vacunas.

Las distracciones en torno a los sobornos, coimas y las entregas de glaciares, esconden la consumación de una actitud política de entrega absoluta a la geopolítica vacunatoria Rusa y China, desplazando del juego al enemigo común.

Repasen la realidad vacunatoria en la Argentina. La vacuna más usada en el mundo occidental (Pfizer) fue obstruída por las exigencias legales incorporadas expresamente, luego no vetadas, que consagraron el marco regulatorio, que a tenor de las exposiciones del Gerente Argentino de Pfizer, en la Cámara de Diputados, no cumple con los recaudos exigidos en todo el mundo por la empresa.

Tampoco hubo las menores molestias para procurar las vacunas de Moderna y Johnson y Johnson. Simplemente resultan invisibles a los ojos de los funcionarios oficiales.

Las que circulan y se inyectan a los ciudadadanos son: Sputnik V (Rusia), Covishield (Serum Institute de India con la tecnología de Astra Zeneca), Astra Zeneca (Inglesa, Universidad de Oxford) y Sinopharm (China).

Se consuma una exclusión absoluta de los Laboratorios de EEUU

Cristina, una vez más, consuma una maniobra, esta vez para desplumar y orientar el proyecto del Poder Ejecutivo en materia vacunatoria.

Alberto, ingenuo, carece de capacidad política, voluntad y personalidad para controvertir las órdenes y consiente las reformas y sus consecuencias.

Los ciudadanos resignados, son rehenes de la voluntad omnímoda de la líder de la coalición gobernante y su gesta vacunatoria anticapitalista.

Para más, se vienen las negociaciones con Cuba y con la India, por la Soberana y Covaxin.

El que quiera alguna vacuna proveniente de un laboratorio de EEUU tendrá que salir en su búsqueda, exclusivamente por iniciativa y gestión propia.

La salud ha sido condicionada por una decisión estratégica de la conducción política.

El caso demuestra mucho más que un relato de fuerte tono antinorteamericano.

La maniobra orquestada por la Coalición gobernante deja fuera del mercado las vacunas (Pfizer en especial) de EEUU, que son las más usadas en el mundo y entrega un mercado cautivo a Rusia y China, con el alivio del aporte humanitario del Fondo Covax.

Curioso relato del progresismo sanitario oficial.

Eso si, la Jefa no se priva de sus gustos personales en EEUU, pero somete a los ciudadanos, exclusivamente, a la vacunación de origen Rusa y China.

La militancia festeja el monopolio vacunatorio con sus ínfulas antimperialistas.

Se darán cuenta del estropicio, cuando intenten usufructuar las donaciones de vacunas de los sobrantes del stock de EEUU y Europa y no las puedan utilizar en el país por falta de marco legal para hacerlo.

En otras palabras, sin eufemismos, los gobernantes han prohibido a los ciudadanos la aplicación de las vacunas de los Laboratorios de EEUU en el país.

Como seguirá el orden de las prohibiciones en el futuro.

Si así juegan con la salud y la vida, que otra locura nos depara el destino.

Alberto, mientras tanto, pelea por cuestiones de Indios, Selva y Barcos, a la par que persiste en sus ocurrencias desgraciadas, que lo embarcan en sucesivas aclaraciones y pedidos de disculpas.

Continúa en sus desventuras, cual Brancaleone en apuros, con su ficción presidencial y la tragedia de las vacunas, sentenciada en su destino por nuestra “Cruella de Vil”.