ULTIMAS NOTICIAS DE UN FIN DE CICLO AZAROZO

Las últimas pinturas que dibuja el gobierno nos traen eventos escatológicos que dan cuenta del derrumbe del relato y la abrumadora realidad del desquicio en el que consumen sus últimos días.

El juicio político a los jueces de la Corte Suprema de Justicia tuvo un final en la Comisión a los tropiezos y apurones, con rasgos disparatados, desatinados e incongruentes.

En el último día hábil para dictaminar  seis legisladores oficialistas fueron abruptamente corridos de sus filas en el momento final, un par por renuncias y el resto ante sonadas sospechas  y dudas en torno al acatamiento absoluto de las instrucciones y mandato de la Jefa.

Los reemplazantes tuvieron un par de horas para estudiar los antecedentes y la instrucción documentada en miles de fojas, dando cuenta de un prodigioso, medular análisis y ponderación del caso.

Luego, pasaron a firmar en el lugar indicado, no sin atenta inspiración y desvelo, pequeño detalle con el cual cerraron el procedimiento y obtuvieron el dictamen de la mayoría favorable al enjuiciamiento político.

Tienen asegurada y garantizada una clamorosa derrota en el plenario de la Cámara de Diputados y no obstante las manifestaciones expresas del Ministro de Justicia entrante, optan por el desbarranco en el absurdo, decorando la propuesta con procedimientos y modos desopilantes.

Mas que obediencia debida incurren en sumisión patética, extrema, poniendo de manifiesto de manera patente, brutal, que la camarilla incorporada no tuvo ninguna posibilidad de saber de que se trata.

El tiempo disponible para analizar los hechos es claramente demostrativo que seis de los integrantes del oficialismo firmaron el dictamen “sin tener la menor idea de que se trataba”, detalle expresamente puntualizado por la oposición.

Impertérritos, no pueden arriar las banderas de la cultura del conflicto como método de acción política, aún a cualquier costo e incluso del ridículo. 

La debilidad constituye su fuerte.

Otro episodio que demuestra la situación  en la que estamos es la autorización del gobierno para circular en todo tipo de vehículos con la patente provisoria de papel, ante la falta de las obligatorias de chapa.

La Casa de la Moneda tiene dificultades para regularizar la provisión ante la falta de insumos.

El estado de precariedad por las trabas a las importaciones se refleja en un pintoresco, simpático y divertido evento en el cual hay que recurrir al papel para identificar la matrícula y el dominio automotor.

En el mismo sentido, la Secretaría de Comercio registra una situación de ausencia y desconcierto de funcionarios y empleados.

Es tan escandalosa la situación de la deuda registrada con los importadores que virtualmente han cesado los trámites de autorización.

En palabras técnicas el Sistema de Importaciones de la República Argentina  (SIRA) virtualmente ha dejado de funcionar.

Es grotesco pero no atienden los teléfonos e incluso han cambiado sus números para flotar a la deriva hasta el cambio de gobierno.

En la Provincia de Buenos Aires se avecina una disputa de proporciones. Se enfrenta un gobernador, abanderado del gasto y un presidente fiscalista, ortodoxo y liberal, furioso en el equilibrio fiscal.

La costumbre consentida en los últimos años fueron los giros discrecionales (asistencia financiera) provenientes del Poder Ejecutivo Nacional, para solventar el gasto provincial.

No hay que ser muy despierto y avispado para entender que no habrá más financiación sin ordenamiento y equilibrio fiscal.

Axel no tuvo ninguna previsión cíclica contra un triunfo opositor del grado en que se ha producido.

Ineludiblemente tendrá que ajustar las cuentas como paso previo y obligatorio para cualquier modo de ayuda financiera.

La Provincia de Buenos Aires deberá ser administrada con lo propio y/o negociar con habilidad y destreza para evitar los desequilibrios que vienen en camino.

Un liberal y un marxista pondrán en juego sus armas y el futuro político.

La billetera abre caminos impensados y atempera al mas guapo y revoltoso.

Se impone la negociación, consenso y los acuerdos.

Axel no puede copiar el modelo de la desaparición de Alberto y Sergio.