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AMALIA

AMALIA

            Siempre estuve antento en este espacio a las circunstancias externas y al entorno de una realidad escurridiza, oscilante, incierta e inexplicable.

            Hoy, me surgen reflexiones que se refieren a la intimidad con un norte en quién se convirtió en la razón de todas mis razones.

            Mi mujer, Amalia, compañera de muchos años, me convoca para compartir pensamientos ligados a nuestra relación de tantos tiempos.

            Es la estrella de nuestra historia de amor ya que es inagotable en propósitos de proyectos y aventuras comunes.

            Siempre ha sido el soporte fundamental, el sentido de mis afanes en una vida de muchas, grandes  alegrías, acompañada de tristezas normales, naturales, cursadas con duelos dolorosos y armónica resignación.

            Aguerrida y combativa, no conoce de prudencia y reservas en el debate por sus ideas, pero llevo mis heridas con sonrisas y admiración, superando enojos y enfados del momento.

            Pude acometer múltiples trabajos y compromisos por su aporte y asistencia constante.

            Siempre juntos concretamos sueños y tuvimos experiencias de todo tipo y especie.

            Su presencia, vitalidad, entusiasmo, actitud y garra ante la adversidad contrasta con mi estructura previsible y conservadora.

            Porta un empedernido optimismo y se desempeña como bromista desenfadada y al momento de mi pesadumbre y desencanto siempre tiene una original salida de adaptación y embate ante el circunstancial infortunio.

            Nunca pierde el norte del entusisamo y la vitalidad.

            En varios lugares hechamos raices, fuimos vecinos del mar, la montaña y la campiña, testigos de sueños y aventuras compartidas.

            La familia cuenta con una madraza excepcional y los chicos han crecido con su dedicación extrema desde siempre y hasta el último aliento.

            Siguen con nosotros la fantasía, curiosidad y el asombro por lo nuevo y distinto. 

No hay apego al pasado, los recuerdos, sino búsqueda de nuevos momentos y escenarios.

            Amalia es una constructora incansable de sueños e ilusiones

            Siempre tiene un destino y un camino a recorrer.

            Para el momento del tiempo cansino, las costas del Uruguay nos encontrarán abrazados o de la mano pero nunca dejaremos de estar sujetos el uno al otro.

            Amalia y su horizonte han sido mi meta más preciada y mi admiración y reconocimiento una deuda de gratitud a su entrega y dedicación.

            Juntos y a la par hasta el momento final es un homenaje a una linda historia que merece ser contada.