/EL DÍA DESPUÉS

EL DÍA DESPUÉS

EL DIA DESPUES

            El próximo domingo los argentinos asistimos a una cita crucial para el destino del país.

            La concurrencia al acto comicial a los fines de emitir el voto constituye un compromiso de honor que brindará testimonio de la voluntad para encaminar la suerte de todos.

            No es momento de indiferencia y hay que ganarle al enjojo, rechazo, angustia, desazón, haciéndonos cargos de una participación activa mediante el uso de la herramienta que permite expresar la voluntad popular.

            La ausencia es una falta grave con uno mismo ya que importa una renuncia a manifestar en forma clara y concreta el estado de ánimo y el ejercicio de la opción del cambio o mantener el statu quo.

            El desquicio económico social ha alentado el surgimiento de una figura protagónica principal que desde un extremo autoritario canaliza el rechazo de la gestión política de los últimos cuarenta años.

            El líder anarco-libertario pontifica en forma estridente y descalifica cualquier valoración disidente con desprecio y agresividad.

            La desorientación general suma tal magnitud que genera un clima de temor, incertidumbre, angustia que gana vastos sectores, fundamentalmente moderados e independientes.

            Al quedar fracturado y fuertemente dividido el voto opositor, surgen las esperanzas del Ministro-Candidato, quién en forma reiterada, sin vergüenza, con total desparpajo, destaca que este no es su gobierno, sino que será el próximo.

            El agotamiento de la experiencia oficial consumida en un estrepitoso fracaso, le ha permitido presentar como mejor oferta electoral la postulación  de un personaje acomodaticio, singular, capaz de adaptarse a distintas formas y contenidos, como un método de reeditar la trampa de la moderación y la pesca en aguas independientes.

            La historia del Ministro-Candidato conoce de idas y vueltas sucesivas, giros y contramarchas que fuerzan la orientación acorde a parámetros circunstanciales de oportunidad y conveniencia.

            El empobrecimiento y la dependencia del favor estatal ha generado una clientela cautiva que se suma al voto duro, enclavado en una postura ideológica de combatir al capital con restricciones, regulaciones e intervenciones estatales.

            El voto opositor se encuentra fragmentado en dos opciones mayoritarias y permite la sobrevida adicional del oficialismo con aspiraciones de ingresar al ballotage y disputar el escenario final en un combate dramático.

            El peronismo constituye un caso único en el universo político al ofertar un ministro-candidato con una perfomance altamente deficitaria en sus resultados de gestión.

            El postulante es el aspirante más aplicado en las ideas pro mercado de la coalición oficial, nutrido de vinculos empresarios, relaciones políticas múltiples y dueño de una ambición inigualable. 

            La frustrada candidatura de Wado de Pedro ha sido un ensayo demostrativo de la extrema debilidad de Cristina para construir con sus allegados más cercanos un techo electoral competitito.

            Al igual que Alberto, Massa es una necesidad para contener al peronismo y reeditar con otros nombres una experiencia similar.

            El peronista ha dado muestras reiteradas de votar a cualquier candidato que se le ponga al frente y este es un ejemplo más de su muy variada historia en términos electorales.

            A los tumbos, con inspectores, policías y demás se pondera un virtual feriado cambiario para el próximo viernes a los fines de combatir la compra-venta de dólares en el circuito informal.

            El lunes alumbrará otro país cerrando una etapa triste y dolorosa.

            Por afuera del voto oficialista y de la euforia de los libertarios, reina un clima de incertidumbre, angustia, desazón que gana a los ciudadanos en una pesadez dolorosa.

            En definitiva, asumamos nuestra responsabilidad cívica y votemos pensando en el día después.