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FINAL CANTADO

FINAL CANTADO

En la recta final de la campaña electoral los candidatos favoritos apelan a sus mejores iniciativas para conmover a los votantes y perfilar su objetivo definitivo cual es el ingreso al ballotage.

Por el lado del Ministro Candidato apela a toda la maquinaria oficial con un conjunto de medidas de distinta especie que buscan poner dinero en las manos de la gente y movilizar el consumo en el medio de la brutal escalada inflacionaria. No trepidan en reservas ni portan vergüenza al sortear televisores, todo tipo de electrodomésticos y bienes de consumo y uso doméstico.

Hay que desbordar de entregas graciosas al votante para torcer la escasez y el enojo.

Se agita el fantasma del miedo en cuanto que si gana la denostada derecha todo puede ir aún mucho peor.

Patricia driblea entre su Ministro de Economía ambulante que despliega histrionismo, verba fácil y ejemplos sencillos de problemas estructurales, pregonando un cambio en orden y el filósofo acreditado que desborda humanismo y reflexión aguda y sensata.

El candidato disruptivo y antisistema, favorito indiscutido, modera su lenguaje y equilibra los excesos.

Acude a la cita del destacado periodista Tucker Carlson, polémico comentarista político conservador estadounidense, ex estrella de Fox News.

Consumaron la entrevista más vista en la historia de X (ex Twitter), sumando a la fecha más de 363 millones de reproducciones.

Tiene niveles de búsqueda en las redes sociales muy superiores a personajes destacados del escenario político mundial.

Indudablemente, todavía no puede medirse que impacto tienen estas consagraciones a nivel electoral local, pero sin duda alguna es el personaje destacado del momento en el escenario electoral por escándalo y ya perfila una ventana internacional.

Indudablemente, mientras sus rivales apelan a trucos tradicionales de la política con destino al clientelismo, dependientes de la gracia estatal y esclavos de la grieta labrada hasta el presente, Milei divide las aguas en un plano más ambicioso y elocuente.

Esto es el gran cambio entre los que sostienen la libertad del mercado y los que se atienen a la intervención estatal.

Nunca existió una expresión de la escuela austríaca en la Argentina que tuviera inserción popular, ya que el mensaje no pasaba los umbrales de históricos economistas, con la paternidad de Alberto Benegas Lynch.

Hoy, la nueva grieta es entre los liberales y los estatistas y el verdadero cambio del tradicional estado intervencionista lo representa el singular personaje libertario.

Ese es el sustancial y crucial problema de Patricia. Le han corrido el espacio que pretendió hegemonizar. Se le escurrió el horizonte y derivó al candidato libertario.

Los que consideren que el Estado debe mantener las regulaciones y su intervención para equilibrar las relaciones en el mercado y que reciben las dádivas y beneficios del poder, por un lado, y los que pretenden un cambio radical para instaurar un orden político y jurídico diferente con la libertad y la propiedad privadas como ejes fundacionales.

En definitiva, todos los que quieren cambiar al pero-kirchnerismo advierten que hay un candidato que tiene el dominio sobre las herramientas destructivas del orden político establecido.

La lectura ha sido hecha en sectores tradicionales del peronismo que tienden puentes para acomodar sus fichas en el nuevo juego.

El Ministro Candidato no ceja de trabajar en campaña para el triunfo del líder libertario y no pesca fuera de su estanque.

El éxito en primera vuelta ha dejado de ser una utopía, los avances de la campaña, sus repercusiones y la horrible crisis económica proyectan un resultado cantado. 

Se sumarán incluso los vergonzantes, que no harán mérito de haberlo votado, pero en soledad y en silencio depositarán el sobre con su imagen.

El enojo, la bronca, el rechazo, el hartazgo tienen un representante legítimo que suma voluntades y encadena compromisos.

Es un fiel intérprete del estado de ánimo mayoritario en la sociedad.