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SILENZIO STAMPA

SILENZIO STAMPA

            Pasados cuatro días de las frustrantes elecciones que tuvieron las dos coaliciones que dominaron la escena política de los últimos años, resulta llamativo el compartido silencio que respetan los tres líderes del gobierno.

            Alberto, Cristina y Sergio, ganados por una pausa reflexiva, sufren la agitación de una interna que no encuentra un rumbo cierto camino a octubre.

            Sergio enfrascado en sus temerarias y deseperadas medidas económicas, articula una devaluación sin poder ni plan y desata una carrera imparable de la divisa y los precios.

            Los duelos de Santa Cruz y Tigre le agregan un componente emocional a la debacle.

            Cristina se refugia en su círculo aúlico y organiza la resistencia mientras persiste en un enigmático comportamiento respecto al candidato presidencial.

            Alberto se sostiene en una ausencia dócil, respetuosa del desplazamiento y el apartamiento sufrido en la campaña y probablemente porte una sonrisa irónica.

            La coalición opositora transita el duelo de la pérdida de una confiada hegemonía y atribulada ensaya nuevos caminos.

            Milei despliega una gira fantástica por todo medio de comunicación e inunda las redes sociales con despliegue ruidoso y triunfal.

            Voces oficialistas, del Cristinismo más rancio y puro, piden el apartamiento del Ministro de Economía y la entrega de todas sus energías al replanteo de la campaña electoral.

            Sergio rechaza la renuncia e informa la asignación de una suma fija para paliar los ingresos de los sectores mas humildes.

            De manera deseperada apronta los esfuerzos finales para acordar con el F.M.I. y abordar el tramo final de la gestión y la campaña.

            El incendio en ciernes promete dos meses sucesivos de una inflación de dos dígitos.

            Sus promesas incumplidas apuntan contra la lógica más elemental: como hará, en su pregonado combate contra la inflacion para lograr después lo que no pudo antes.

            Dicho análisis elemental es materia de reflexión por el ciudadano común.

            La nueva campaña además debe fidelizar los votos recibidos por su adversario interno, mediante actos concretos y medidas que los contengan. 

Pero a la par debe pescar en sectores moderados y ausentes en las primarias. 

Todo ello en el marco de una gestión económica catastrófica y terminal.

Probablemente, esa combinación de factores, más una tradición natural en el peronismo de pérdida de votantes luego de las primarias, lleve el caudal electoral oficial final a un mínimo histórico y quede reducido a los que cumplen estrictamente las directivas de Cristina y votan, si lo ordena, a Piñon Fijo ( Dady Brieva dixit).

Brutal desconcierto en los cuadros Kircheristas que tienen que salir a militar a Massa.

Las tijeras, una vez más, trabajarán a la orden del día de muy variada, múltiple y concurrentes intenciones, para salvar el territorio local ante una embestida transversal pero con el eje indudable en la gente joven.

La coalición opositora emerge de la colisión impensada y se sumerge en un frenesi de análisis y reflexiones para lograr una ubicación final ante la ciudadanía.

Cerrado el acuerdo con el F.M.I. Massa se lanzará a una nueva ficción para polarizar contra el libertario, pero en un contexto económico social que lo pone al borde del abismo.

El temor y la incertidumbre ganan por goleada en todos lados, menos en el campamento de Milei, sitio que multiplica las presencias, militancia y adherentes.

La Tv, redes y videos de distinto origen lo tienen como la estrella absoluta.

Dólar sin freno, inflaciòn de dos digitos sostenidos en septiembre y octubre, restricción de importaciones, tasas elevadas, cepo al cepo, baja del consumo, tarifas de servicios en alza, aumento de combustibles, constituyen un combo brutal para la campaña electoral oficial.

La caída no tiene freno y todo puede ser mucho peor aún.

Mientras tanto, Alberto se perpetua en el silencio con mensajes que alientan la convivencia democrática y observa, como ajeno, al Ministro de Economía que le arrebató el protagonismo exclusivo, pero que ahora carga entonces la responsabilidad del desastre económico.

Su silencio, únicamente reconoce el trazo de una sonrisa irónica producto de una sutil venganza, anunciada en un “Off the record”, luego desmentido, que cristaliza en una obra que reduce el kirchnerismo a su núcleo histórico en materia de caudal electoral.

La elección puede consolidar una obra maestra de la paciencia y la tenacidad.