/JUSTO AHORA SE ACABO EL AMOR

JUSTO AHORA SE ACABO EL AMOR

JUSTO AHORA SE ACABO EL AMOR

En momentos de álgida disputa del pleno oficial contra la Corte Suprema de Justicia de la Nación, de extrema agitación, múltiples voces denunciantes por la denostada politización de la Justicia con vértice en la víctima proscripta, condenada injustamente, el Papa declara ante los Jesuitas Hungaros sus pesares contra el Kirchnerismo en causa propia.

Sin previo aviso, no mediando anestesia, arremetió con los detalles de una causa penal vinculada con la represión ilegal que fuera sustanciada en el año 2010, en plena presidencia de Cristina para los desmemoriados o desatentos, en la cual “…el Kirchnerismo usó a los jueces con la intención de condenarlo…”.

Utilizó expresamente una locución gráfica y muy precisa: “…querían cortarme la cabeza…” por hechos acontecidos durante la dictadura.

La expresión tuvo tremenda contundencia, con una claridad extrema en sus contenidos y alcances.

El relato del pontífice culminó con la puntualización de la existencia de un salvador providencial.

En efecto, el abogado del Partido Comunista, hábil profesional, lúcido participante de audiencias, interrogó a los testigos con preguntas claves para despejar toda duda razonable respecto a la eventual intervención en los hechos investigados del entonces prelado.

Curiosidades del destino, asistencia letrada de terceros, excelencia profesional sin fronteras ideológicas, despejaron la maniobra artera y permitieron una sentencia justa.

Esta semana, ante un desconsolado silencio oficial las manifestaciones de la máxima autoridad eclesiástica tomaron estado público.

Perplejidad, estupor, parálisis ante la fulminante declaración y condena del uso político de la Justicia por el gobierno kirchnerista.

Con todas las letras, sin ahorrar adjetivos, con brutal patencia descerrajó la realidad del manejo padecido en persona, con identificación puntual y sin reservas.

Con una pasividad pasmosa puso las cosas en orden y las llamó por su nombre sin aditamentos ni conjeturas.

Las supuestas simpatías se derrumban abruptamente y dan curso a una calamidad notable.

La fuerza escandalosa de los contenidos del relato relevan de mayores análisis.

Para la imaginación y las reflexiones nos quedan la oportunidad, el momento y las razones del comentario.