/LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION Y LAS CUESTIONES FEUDALES

LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION Y LAS CUESTIONES FEUDALES

LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION Y LAS CUESTIONES FEUDALES

            El presidente acaba de acudir a una nueva cadena nacional para fustigar a los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que dictaron dos medidas cautelares para suspender las elecciones convocadas para gobernador en las Provincias de Tucumán y San Juan.

            En ambos casos se impugnaron el tercer mandato consecutivo de los aspirantes, historia repetida en el derecho público local.

            Alberto, con su voz encendida habitual, cargó contra la “…competencia de dudosa constitucionalidad…”; Señaló: “…la degradación judicial debe concluir…” y denunció “…la persecución sistemática a la vicepresidenta con argumentos forzados…”.

            Destiló furia en estado puro contra los jueces de la Corte Suprema y no ahorró adjetivos para las descalificaciones.

            Todo el arco político de la coalición oficial al unísono blandió gritos hostiles e insultantes contra la maniobra de supuesta desestabilización democrática.

            Para colmo de males, el Juez Horacio Rosatti tuvo la alegre ocurrencia en una exposición pública de calificar a la emisión monetaria con el aditamento de “descontrolada”, con lo cual en un mismo y único momento también fue retado por la monserga presidencial al reprobar la excursión  en materia de política económica efectuada por el magistrado.

            El conflicto permitió el extremo negado por las disputas políticas internas del gobierno, esto es la unificación del discurso y la unidad en las posturas.

            Todos cerraron filas y apuntaron al enemigo común.

            La situación económico social, con un índice de inflación en ciernes del orden del 8% mensual quedó en segundo plano y las noticias apuntaron a la denominada intromisión en el proceso electoral provincial.

            Ahora bien, en términos sencillos, de que se trata el conflicto suscitado.

            Una vez más es la eterna disputa de los caudillos para eternizarse en el poder acudiendo a distintos trucos para sortear los impedimentos y límites constitucionales.

            No es un hecho novedoso o sorpresivo, sino más bien la reiteración de disputas tradicionales que reconocen doctrina en los fallos del máximo Tribunal.

            Para los olvidadizos vale recordar el caso de Gerardo Zamora en Santiago del Estero que actualmente cursa el cuarto mandato de Gobernador y que se viera impedido de un tercero consecutivo por la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

            En su momento, ante el impedimento originado en la decisión judicial, que no hizo otra cosa que cumplir la Constitución Provincial, Zamora se hizo reemplazar por su esposa Claudia Ledesma Abdala, implementando la “sucesión matrimonial” , en copia espejo del modelo kirchnerista acuñado y puesto en práctica en el escenario nacional por la pareja presidencial.

            Luego del interregno de su mujer Zamora vuelve a la carga por sucesivos mandatos.

            A diferencia del modelo nacional, no tuvieron desgracias fatales y cursan actualmente 20 años de mandatos sucesivos.

            Un caso semejante es el de Alberto Weretilneck, limitado también por el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en sus aspiraciones al tercer mandato consecutivo de Gobernador en Río Negro, pero al no contar con una esposa fiel tuvo que acudir al auxilio transitorio de la Ministra de Turismo Arabela Marisa Carreras para portar un mandato de ocasión y luego restituirle el trono.

            En las últimas elecciones del mes de abril Weretilneck ha recuperado el cetro y tiene liberado el camino para la siguiente aventura.

            Lo curioso de este último caso es que el interesado que cuestiona y gana el caso ante la Corte Suprema es Martín Soria, actual Ministro de Justicia de la Nación.

            El temperamental y ruidoso funcionario se encuentra consumido en un sepulcral silencio y muy lejos de cámaras y micrófonos indiscretos.

            Mas astuto y diligente es el gobernador Gildo Insfrán que en sus 28 años de mandato no permitió que se colara alguna cláusula en la Constitución Provincial que limitara sus aspiraciones de renovación sucesiva y eterna.

            En definitiva pujan las aspiraciones feudales de mantener indefinidamente los mandatos, las disposiciones constitucionales provinciales establecidas para fijar límites y los fallos reiterados de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la materia.

            Nada nuevo y menos sorpresivo. 

            Por el contrario es una cuestión común y reiterada.

            Carente de principios, distraído, contradictorio hasta el absurdo, desatento, portador de menguada memoria, sin mayores afanes, el Presidente resulta presa fácil de la presión política, las urgencias y necesidades de ocasión.

            La historia no le guarda un lugar de mayor relevancia.