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RENUNCIAMIENTOS

RENUNCIAMIENTOS

            En los últimos tiempos, sucesivamente, los argentinos tomamos nota de las resignaciones formuladas a nuevas aspiraciones presidenciales por tres figuras relevantes del escenario nacional.

            En primer término, Cristina denunció la supuesta proscripción derivada de la condena en una causa penal y abdicó a su participación en la futura contienda electoral, a la par que destacó la necesidad que sus adláteres se hagan cargo del Bastón de Mariscal y emprendan la disputa política superior.

            Mauricio, hizo lo propio, renunció a la disputa y abrió la sucesión en las filas de la alianza opositora.

            Alberto, mediante un video oportuno, evitó la zaranda extrema en un hostil convite peronista, transformado por el alivio del apartamiento en una visita apacible, de trámite amigable y sencillo, como respuesta a la apresurada huída del escenario principal.

            La triple abstención abre la puerta de las figuras secundarias, pero a la par le permite a Sergio convertirse en la figura excluyente de la crisis actual y en la última esperanza oficial.

            Se modificaron sustancialmente las expectativas, mientras prende velas para sostener la precariedad sistemática, evitar el derrumbe final, sostiene sus cartas en la apuesta con aspiraciones presidenciales.

            En la intimidad, Cristina bucea por candidatos/tas sorpresivos pero mantiene el apoyo a la única opción posible y amigable con sus enemigos internacionales históricos.

            Las pretensiones transitan limitaciones acorde a la realidad pasmosa y los objetivos se acomodan para evitar una derrota desastrosa y obtener una cosecha digna.

            El conformismo apunta a sostener la base del electorado fiel e incondicional.

            Paradojas del relato y de un destino cruel: sellar la suerte al hechizo de un oportunista y de los favores de E.E.U.U. y del F.M.I.

            Como un regalo divino, Lula se embarca en una aventura singular con declaraciones favorables a Rusia y permite caricias de la alianza occidental a la Argentina.

            La militancia por la liberación se encolumna en la avenida del medio y clama por otra invención de Cristina para disciplinar las huestes.

            La oposición acumula disputas sin frenos y agita diferencias en peleas absurdas con conventillos irresponsables.

            Javier cosecha enojo, bronca, hastío, desencanto y pesca sin cesar en una y otra orilla.

            La decadencia progresa en modo incesante, permanente. Se expande y oscurece pintando un panorama desolador.

            En dicho marco, solamente los creyentes tienen un descanso mágico: el Papa anuncia la próxima visita al país.

            Tendrán un verdadero milagro.