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LA JEFA Y LA SEÑORA

En los escasos detalles que trascienden del reciente fallo condenatorio de Cristina, ya que el Veredicto fue solamente acompañado por una gacetilla que expone argumentos parciales de la decisión y la exposición de los fundamentos ha sido diferida con amparo en las normas procesales que brindan 40 días hábiles para comunicar los mismos en la sentencia completa, se destacan una vez más las conversaciones y chats cursados por telefonía celular. Feria judicial mediante la sentencia se conocerá el 9 de marzo de 2023.

El eje de la situación se encuentra en José Francisco López, Secretario de Obras Públicas histórico de Julio de Vido en la gestión de Nestor y Cristina, inefable personaje que tuviera sus instantes de fama al revolear bolsos repletos de dólares en un convento, mientras concurría también portando armas de guerra y que fuera inmortalizado en un inolvidable video con un intercambio grotesco frente a una atenta y dispuesta madre superiora que recibía los tributos en avanzadas horas nocturnas.

Curiosos policías evitaron la impunidad de la maniobra y a la par que le secuestraron sus bolsos sospechosos, en el episodio tragicómico, le incautaron su iPhone y el contenido de las intervenciones del insólito personaje ha nutrido con sus penurias y alegres charlas al atento universo de los pesquisas. El rastreo de las comunicaciones, triangulaciones y análisis de los archivos provocan fiesta y entusiasmo en los investigadores y abren caminos con personajes múltiples involucrados en el escenario de un amplio espectro político y empresarial.

En lo relevante para este caso, concurren en las conversaciones y chats los secretarios de Cristina, López y Lázaro Baéz. Se suceden pedidos, instrucciones, citas y reuniones con la recurrente invocación a la JEFA Y LA SEÑORA como fuente de las decisiones y de toda autoridad.

Los secretarios sindicados transformaron sus vidas en proyecciones millonarias con inversiones múltiples pero sellaron también finales trágicos que aún mantienen investigaciones nacionales e internacionales.

Los chats y las conversaciones en crisis acreditan la existencia de un escenario plagado de instrucciones directas que soslayan las instancias jerárquicas e instrumentan un juego pleno con la segunda línea de la organización ministerial.

Esta mecánica de los diálogos y la técnica con la que operaban en beneficio del ex cajero bancario devenido sin escalas en prospero empresario es la explicación de la absolución de Julio De Vido y la ausencia de reproche al Jefe de Gabinete de Ministros.

No hay diálogos directos y personales de Cristina. Siempre son los terceros indicados los que escalan en la entretela y entresijos del poder, cumpliendo mandatos e instrucciones superiores.

Las conversaciones entre los secretarios de Cristina, López y Baéz siempre refieren las directivas provenientes de la JEFA Y LA SEÑORA como el norte señero de sus andanzas. Se suceden pedidos de comparecencia ante La JEFA, se cursan requerimientos de la SEÑORA, ordenes de distinto género, naturaleza e instrucciones operativas de muy variada especie.

En los fundamentos, seguramente, estos elementos de prueba tendrán articulaciones con otras constancias obrantes en la causa.

Los bolsos de López y el celular intervenido como consecuencia de la aventura insana recorren un singular camino y confluyen en condena penal para una vice presidenta en ejercicio.

En definitiva, en lo que concierne a la obra pública en Santa Cruz, intercambian pedidos, citas e instrucciones los Secretarios de Cristina, López y Lázaro Baéz, en un circuito de autonomía directa y puntual que desplaza la intervención de otras jerarquías superiores al Secretario de Obras Públicas adicto a los traslados compulsivos y la exhibición de armamentos.

La condena sume a Cristina en el enojo y la furia desatada, expone su impotencia e incredulidad.

Es la recurrente historia del caudillo, líder iluminado que supuestamente combate el orden establecido y viene al rescate. Desde una posición elevada, distinguida del común, se considera entronizada en el altar de los elegidos para acometer con un destino divino.

La sentencia la conmueve, le resulta incomprensible y la convoca a su derrota extrema.

Le demuestra el fracaso del experimento político y la claudicación de Alberto ante el compromiso de honor de aliviar su situación judicial.

Alberto, el incansable operador político, trashumante articulador de aventuras de múltiple especie asumió la nominación presidencial con el objetivo y compromiso de resolver la cuestión de la Justicia.

Marcela Losardo, ministra de su máxima confianza fue su escudera en dicha lucha, pero tuvo que renunciar envuelta en sinsabores y limitaciones que sellaron su suerte.

Sin perjuicio de las desventuras económicas, el fracaso ante la Justicia que no se subordina al poder político oficial, siembra dudas en torno a la negligencia, incompetencia, o extravio ante el infausto avatar sufrido por la condenada

Al fin de cuentas no es más que otra desventura trunca del frustrante y frustrado nominado por la propia interesada.

Cristina queda fatalmente expuesta a los resultados del próximo turno electoral y a la falta de disciplina de los jueces.

Una victoria le permitirá un nuevo intento de embate sobre la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

La derrota la deja a la intemperie y con un futuro al menos incierto y poco promisorio.

Queda prisionera de sus incondicionales y con muchas dificultades para pescar en aguas moderadas.

La radicalización le resulta inevitable.

En otras palabras: las cosas por su nombre.