/TELEGRAM VERSUS LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA

TELEGRAM VERSUS LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA

El Presidente acaba de utilizar la cadena nacional para fustigar las actividades turísticas de un grupo de jueces, empresarios, asesores y afines, al acudir a una invitación singular en una supuesta excursión, en la cual los magistrados sacaron a paseas sus vanidades y egos de manera gratuita en lugares paradisiacos del sur argentino.

Con la simpleza de acudir a la denuncia de un medio periodístico y haciéndose cargo del hackeo de dispositivos privados que contenían conversaciones de terceros expuso la situación denominada escandalosa e instruyó al Ministro de Justicia para hacer las denuncias correspondientes.

Puso en juego, en sus propias palabras, la situación de la doctrina del fruto del árbol envenenado, en cuanto alude a la metáfora legal que desestima cualquier elemento probatorio obtenido por medios ilegítimos. Bastaba la simple denuncia penal y lo propio ante el Consejo de la Magistratura, pero se encuentra urgido por razones urgentes para provocar conmoción política.

Recordando a Morris West en La Salamandra: “Los gobiernos pasan, pero los servicios de inteligencia quedan” y una vez mas dan cuenta de sus esforzadas tareas de asistencia al oficialismo de turno en la búsqueda de actividades que permitan la escalada de las disputas políticas y el castigo sistemático al opositor.

La aplicación del chat “Telegram” , señalada como un mecanismo encriptado, de máxima y extrema seguridad, utilizado por los alegres viajantes, ha sido víctima de las exitosas investigaciones internas que fulminan su alegada condición de seguro e invulnerable.

El hacker victorioso debe disponer de tecnología de última generación y el evento resulta demostrativo que no existen garantías de reserva y confidencialidad ante el escrutinio de la inteligencia estatal.

Los servicios escarban constantemente en la vida privada de los ciudadanos

En esto no tienen diferencias los sucesivos gobiernos. El aparato de inteligencia debe estar a disposición del uso discrecional del gobernante para agudizar el oído ante el enemigo interno.

Es la constante operación de inteligencia de los servicios que se utiliza según la conveniencia del oficialismo circunstancial y que luego se denuncian unos y otros recíprocamente.

Vivimos en un estado de vigilancia global y la única diferencia es si las necesidades políticas determinan la conveniencia del uso de la información obtenida.

Pinchados y espiados, todos estamos amenazados y a punto del desastre.

Calamidad inherente a una desgraciada convivencia política.