/LA REPRESIÓN Y EL DÓLAR COLDPLAY

LA REPRESIÓN Y EL DÓLAR COLDPLAY

                  El devenir de la gestión oficial no trepida en sostener la continuidad de eventos sorpresivos, alentando continuamente la entrega de favores y estímulos para sectores elegidos y distinguidos por la gracia estatal.

         Lo singular de la propuesta es que no se trata de sectores postergados, desdichados o desplazados, sino por el contrario representantes  de expresiones  favorecidas por el mercado.

         En el plano económico, la devaluación encubierta propiciada por el relato mágico del encantador en ciernes, típica de un emprendedor multipropósito, consentida por el orden revolucionario de la gesta épica, transita la creatividad del valor de un dólar para las exportaciones agropecuarias; otro para la economía del conocimiento y ahora la inventiva progresa para alentar la llegada del grupo Coldplay y sostener a los artistas y expresiones extranjeras que visitan el país y cobran sus intervenciones en divisas.

         Por el contrario, los osados que pretendan viajar al extranjero tendrán que penar con los valores más altos del mercado.

         Las importaciones quedan sujetas a medidas mas estrictas y a una regulación que atiende el juicio del jerarca.

         Mientras tanto la inflación escalda a los mas pintados y no cede en sus extremos, erosionando los salarios del común de los ciudadanos.

         Las expresiones de la izquierda se hacen una fiesta con el silencio del sindicalismo tradicional.

El gobierno se atiene a la agenda del combate al Poder Judicial y especialmente la furia encuentra su norte contra la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a la par que se adentra en la suspensión de las internas abiertas y obligatorias para verticalizar el orden y la integración de los candidatos.

La crisis escala en las disputas con los Mapuches y en el fragor de las diferencias y corridas, la policía la emprende contra un grupo de mujeres que profesan el descontento.

En una resolución tragicómica, encarcelan a varias mujeres, como única medida represiva ante los excesos en la protesta, al desalojar a una comunidad Mapuche.

Es un contrasentido que provocó la renuncia de la Ministra feminista que se encontraba al frente del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.

Para coronar el extravío trasladaron a las detenidas lejos de sus territorios.

Represión, traslado, silencio y destierro, bajo el manto de un gobierno popular.

No obstante, es en la ciudad de La Plata donde el dislate consuma su máxima expresión

En un partido de futbol, la Policía incumple con los protocolos elementales para garantizar un espectáculo deportivo de concurrencia masiva.

Omite realizar un perímetro preventivo de seguridad que evite acercarse al estadio a las personas que carezcan de entradas para el ingreso y luego ante el menor inconveniente desata una represión indiscriminada, continuada, persistente por un considerable período de tiempo.

Ante el evento dañoso desatado, transcurrido un lapso notable, nadie pudo aportar sentido común ni limites al grosero y destemplado accionar.

El evento demuestra la actitud policial en estado puro.

Librada a sus pulsos, sin mando, conducción política, ni fronteras precisas, la fuerza policial carece de límites y de horizonte.

         El dólar y la represión andan a sus anchas, repartiendo favores, sin gobierno ni certezas que establezcan un rumbo y un destino.