/SILENCIO E IMPOTENCIA

SILENCIO E IMPOTENCIA

SILENCIO E IMPOTENCIA

            El gobierno progresa sigilosamente en el fracaso y suma descontento e incertidumbre entre sus fieles que se entregan a un enorme desconcierto.

            Silvina Batakis intenta pasar la gorra sobre los estupefactos turistas extranjeros, víctimas de la guerra Albertista contra la inflación y las flucturaciones del tipo de cambio de la divisa.

            Ahora los convoca al ejercicio del cambio de la moneda en el sistema bancario oficial, prescindiendo de los conserjes de hoteles, arbolitos y ejércitos solícitos de operadores en moneda extranjera.

            Empresa menor con la envergadura de los desajustes estructurales y con derrota anunciada y fatal, ya que siempre existirá un ofrecimiento presto por un importe mayor y mejor de los operadores clandestinos ante semejante desbarajuste.

            El próximo paso seguramente pretenderá meter mano en las cuentas bancarias, los bolsillos de los desprevenidos y avanzar en alegre excursión sobre las cajas de seguridad de los ahorristas privados.

            La regulación se extiende para captar divisas del mercado informal y el Estado expone sus aspiraciones para competir en la compra de la tenencia de los extranjeros.

            La desesperación acude en estado puro y refleja una pálida imaginación creativa, salpicando con medidas aisladas la falta de un proyecto y unidad de concepción y de acción.

            Trasciende la posibilidad de convocar a la oposicion para discutir acuerdos básicos, sin asumir la falta de unidad y cohesión en la propia coalición de gobierno.

            Escala el desconcierto general y la falta absoluta de rumbo en la economía.

            Los gobernadores escasean en las raquíticas reuniones con la nueva ministra de economía y en pasmoso silencio escuchan la estrechez presupuestaria y los límites del gasto público.

            Silvina Batakis se apresta a emular a Ermán Gonzalez y Jorge Remes Lenicov, en el aseo y limpieza que suponen las tareas ingratas por venir.

            Alberto despotrica en el Mercosur contra los proyectos de Uruguay en materia de acuerdos de libre comercio con China.

            La política exterior del país vecino reconoce la existencia de una concepción de estado construída por Tabare Vazques, Mugica y ahora continuada por Lacalle Pou. La apertura al mundo no es el resultado de un gobierno de turno, sino el producto de la continuidad de una idea consensuada entre ambas coaliciones de gobierno.

            Flexibilidad, modernización y apertura comercial propone Uruguay en forma insistente, sistemática y continuada.

La respuesta Argentina es desequilibrio, regulaciones e incertidumbre.

El contraste con nuestra agonía es patética y mientras articulan medidas para abrirse al mundo, se preguntan por los atrasos del Mercosur en los avances con la Unión Europea y progresan en iniciativas e  inversiones.

Argentina, en contraste, cierra sus fronteras con restricciones de toda especie que limitan las inversiones, apertura y progreso.

Los socios del Mercosur construyen una realidad sustancialmente distinta en cada uno de sus países.

La política exterior del país refleja con claridad la grave crisis interna y deambula en meras palabras, sin hechos ni circunstancias trascendentes o relevantes.

La pretensión de derivar los dólares del turismo que absorven las cuevas y el mercado negro es una demostración cabal del desquilibrio estructural de la economía y las regulaciones y restricciones que la atormentan. 

La invasión de los turistas uruguayos, brasileros y demás, escamoteará el escenario del cambio de moneda extranjera oficial, mantendrá el derrotero, la odisea singular y el desparpajo ocurrente del folclore callejero.

El desenfado turístico siempre encontrará alguien dispuesto con un peso mas en el medio privado.

Han encontrado un nuevo elemento para sostener e incrementar el mercado negro de la divisa y por supuesto elevar la cotización.

Estamos ante una comparsa de escoberos.