/LA EPICA KIRCHNERISTA Y SU FUTURO EN MANOS DE MASSA

LA EPICA KIRCHNERISTA Y SU FUTURO EN MANOS DE MASSA

LA EPICA KIRCHNERISTA Y SU FUTURO EN MANOS DE MASSA

            Sergio Massa no tiene rivales a la hora del análisis y cotejo de su conducta comparativa con expresiones precedentes.

            Es un maestro consumado en la contradicción de sus posturas anteriores.

            Configura, en forma reiterada, un alzamiento constante con su actuación anterior y las redes dan cuenta hoy de numerosos videos con  declaraciones que lo exponen con crudeza y sin ambages a la patética exposición de idas y vueltas que lo degradan en la confianza pública.

            De sus más extremas ínfulas antikirchneristas deriva al actual proyecto de salvataje de las banderas, épica y relato progresista de la agrupación “Camporista”.

            Al mas puro estilo de Groucho Marx, hace gala de que: “Estos son mis principios. Si no les gustan tengo otros”.

            En una curiosidad notable de la vída política, acude en defensa del Kirchnerismo para rescatarlo de la derrota y del ocaso.

            El desembarco en Economía, Agricultura y Producción, tiene aires de la gesta de Domingo Cavallo, por la concentración de atribuciones y termina siendo un reclamo de la liga de gobernadores peronistas, con el consentimiento de Cristina, víctima de la incompetencia extrema de su nominado.

            La caída en cascada del caudal electoral en el interior del páis les augura una derrota por niveles trágicos y de allí el refugio en el conurbano profundo y la resignación a la oferta massista.

            Se les hacía insoportable la inacción y la falta de liderazgo presidencial.

            Alberto, del segundo plano al que lo sometía el hostigamiento de Cristina, pasa a un tercer término con el desplazamiento generado ante el arribo del superministro.

            Pocos días en el escenario, víctimas del desorden y el desgobierno, emprenden en polvareda su retiro obligatorio el aspirante múltiple, llevando la frustración a las playas cariocas y la eyectada ministra, urgida por empleo, a un escenario de consuelo, favorecido por la escasa dignidad.

            Lo mal que debe estar todo para que Cristina consienta semejante aventura.

            Sergio, más alla de su conducta oscilante y contradictoria, es un cuadro del peronismo que puede y tiene capacidad de diálogo, entre los propios y, fundamentalmente con la oposición, mantiene fluídos contactos externos y en el ambiente empresarial, coronando el perfil con experiencia de hábil gestor en políticas públicas.

            Ante la inconsistencia y aislamiento de Batakis, se alza como la última carta de un gobierno desquiciado, con una figura presidencial arrollada por su propia impericia e incompetencia.

            Sergio se encuentra en su hábitat y dispone de un equipo de economistas que pueden aportar orden, previsibilidad y confiabilidad para apuntalar y detener la continuidad del derrumbe.

            El único plan posible, dentro del precario equilibrio político interno de la coalición gobernante, es tratar de llegar racionalmente al 2023 administrando la crisis.

            La expectativa generada es evitar que se profundice la caída.

            Es casi un movimiento de gobierno parlamentarista, al retroceder el Presidente y ceder el protagonismo a Massa para procurar un tránsito medianamente ordenado hasta el final del mandato.

            El peronismo progresa en el fracaso pero detiene el ocaso y Cristina mejora el clima para afrontar el alegato fiscal programado para el próximo lunes, dominando varios días la exposición de múltiples pruebas, hechos e imputaciones.

            Batakis fue consumida por la improvisación y la ausencia de liderazgo presidencial.

            La pregunta del momento es cual es el plan económico del gobierno y que grado de autonomía tiene Massa para enfrentar el caos.

            Seguramente, luego de un pequeño parentesis, Massa será objeto de escarnio por los sectores mas duros del gobierno.

            Paradojas del destino: la suerte de Cristina en manos de Massa.

            El opositor aguerrido, el portador del lenguaje más agresivo e incisivo, al borde del agravio personal, acude al rescate solícito y apuesta, una vez más, por el reto del destino al impulso de una ambición frenética e ilimitada.

            Las contradicciones de proyectos e intereses en la coalición oficial guardan reposo hasta una próxima oportunidad.

            Massa no tendrá mucho tiempo hasta que en su frente interno comiencen a alzarse las voces.

            La oposición tendrá que estar muy atenta ante los nuevos encantos. La vista, muy firme en la varita y sus trucos.